Chloe Mitchell es una chica linda y hermosa quien pronto entrara a la universidad de Columbia para estudiar medicina, en este lugar conocerá muchas personas agradables pero también conocerá a un hombre que será causa de sus arritmias.
Una historia l...
El calor de Miami me resulta sofocante mientras observo la vista desde el ventanal del hotel. La ciudad parece vibrar bajo el sol, pero mi mente está centrada en el juicio de James Walker. Chloe está a mi lado, revisando algunos documentos en su computadora. Estamos esperando a Mike, quien se unirá a nosotros en cualquier momento para dirigirnos al tribunal.
Mientras espero, siento a Chloe moverse a mi lado, inquieta. Levantó la vista y veo que cierra su computadora y se gira hacia mí con una expresión seria.
—Chris, necesito hablar contigo de algo importante —dice, su tono de voz sugiriendo que no será una conversación fácil.
Asiento, indicándole que prosiga.
—David ya sabe lo nuestro —dice Chloe, con una mezcla de preocupación y resignación en su voz.
Frunzo el ceño, la molestia burbujeando dentro de mí. David, siempre entrometiéndose. Sin embargo, me contengo, intentando escucharla por completo.
—No es mi culpa, Chris. Lo descubrió por su cuenta. Y, para ser justos, al principio de nuestra relación no fuimos tan discretos —agrega rápidamente, intentando suavizar el golpe de la noticia.
Respiro hondo, intentando controlar mi enfado. Tiene razón, en parte. Al principio, cuando todo era nuevo y emocionante, no siempre pensamos en las consecuencias de nuestros actos. No obstante, no puedo evitar sentir una punzada de molestia. ¿Será él quien envió el correo ? Otro sospechoso a la lista.
—¿Cómo lo descubrió? —pregunto, tratando de mantener mi voz neutral.
—Nos ha visto juntos varias veces y ha notado cómo nos comportamos. Es un tipo listo, Chris. Pero no te preocupes, no va a decir nada. Simplemente, quería que lo supieras —explica Chloe, mirándome a los ojos, buscando algún signo de comprensión.
La miró durante unos segundos, intentando decidir cómo reaccionar. Por un lado, quiero mantener todo bajo control, especialmente ahora que estamos a punto de enfrentar el juicio. Por otro lado, sé que Chloe no tiene la culpa. David siempre ha sido perceptivo y no podemos controlar todo.
—Está bien —digo finalmente, con un suspiro—. Solo... Tenemos que ser más cuidadosos de ahora en adelante. Especialmente con todo lo que está pasando.
Chloe asiente, visiblemente aliviada.
En ese momento, la puerta del hotel se abre y Mike entra, interrumpiendo nuestra conversación. Está vestido de manera impecable, listo para el juicio.
—¿Listos para ir? —pregunta, mirándonos a ambos.
—Sí, vamos —respondí, levantándome del sofá.
Mientras salimos del hotel, no puedo evitar sentir una mezcla de emociones. La preocupación por el juicio, la tensión de nuestra relación y la constante vigilancia que parece necesaria para mantener todo bajo control. Además el plazo de un mes que tengo para descubrir quien envió ese correo.
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