[Yoonmin] Sky High

Cap 22 - Desvanecerse

El silencio puede ser un enemigo implacable. Aún siendo una persona que ama el silencio, Yoongi se sentía abrumado por la afonía que lo envolvía. En medio de la sala principal de los Kim, en un sofá esponjoso y blanco, Yoongi se hundía en sus pensamientos turbulentos. La cerveza en sus manos completamente olvidada mientras el pelinegro dejaba caer su cabeza hacía atrás soltando un suspiro. La plana superficie blanca del cielo de la sala lo miraba de vuelta, estoica mientras que los ojos del chico miraban mucho más allá de lo que tenía enfrente.

Los últimos meses habían sido de los meses más extraños y duros en su vida. Solo quería que todo se terminara de una vez por todas. Todos estos malentendidos, las palabras entre dichas, los sentimientos a flor de piel que no lograba mantener en línea. ¿Por qué es tan difícil ser feliz? De hecho, olviden ser felices. ¿Por qué es tan difícil vivir en paz? Yoongi rio sarcástico ante ese pensamiento. Había perdido la cuenta de las veces que se había preguntado lo mismo.

Cuando era niño y veía a su familia se preguntaba cómo sería tener una familia diferente. Una en la que sus padres se amaran y fueran cálidos. Donde su hermano jugaba basket con él en las tardes y al terminar el día todos cenaran juntos hablando de cualquier cosa.

En cambio, había topado con sus padres que se casaron por un arreglo de empresas, su hermano que lo miraba como su competencia como herederos de la fortuna Min y cenas en donde su padre leía documentos del trabajo y su madre le recordaba constantemente la normas de etiqueta o corregía su postura.

Demasiado consciente de sus problemas familiares y mentales, Yoongi se había prometido a sí mismo nunca tener hijos, para no tirar todo su trauma en un ser humano que no tenía la culpa de sus desgracias. También se había prometido que si algún día llegaba a casarse, lo haría por amor. Ninguna de esas dos promesas se harían realidad gracias al estupido trato de sus padres.

Había venido al viaje para alejar a su mente del inevitable abismo al que entraba cada vez que pensaba en el tema, pero como era de esperar, las cosas se habían salido de control y ahora se sentía tan culpable que no pudo encarar a Jin o a Hoseok y decidió quedarse allí sentado, mientras todos iban cayendo uno a uno en los brazos de morfeo. Habían pasado un par de horas desde lo que había pasado con Jimin y lo único en lo que Yoongi podía pensar era en como siempre arruinaba todo.

Jimin había sido... bueno, Jimin había sido la mejor cosa que le había pasado a Yoongi en años. Yoongi relamió sus labios y cerró sus ojos mientras peinaba su cabello hacia atrás. Era estupido, pero dios, desde el primer momento en que sus ojos se posaron en el chico pelinegro de rosadas mejillas, su corazón se había rendido por él. Aún podía recordar cómo sonaba la suave risa del menor cuando la escuchó en aquella fiesta.

Cuando por fin había empezado a hablar con Jimin después del almuerzo incómodo con Tae y Namjoon, Yoongi se había sentido en las nubes. No es que pensara intentar algo con Jimin, o eso se había dicho a sí mismo, pero la cercanía solo hacía crecer sus esperanzas y el día de la piscina no pudo contenerse más. Jimin se veía tan hermoso con su cabello mojado y la luz de la luna en su rostro. El resultado fue catastrófico, ¿qué otra cosa podía esperar, si todo lo que toco lo rompo?, pensó para sí mismo cuando recordó lo de la noche anterior.

El sonido de pasos descalzos lo obligó a volver a la sala de los Kim. Un somnoliento Jungkook con el cabello disparatado paró en medio de las escaleras al verlo.

— ¿Hyung? Pensé que todos se habían ido a dormir. — dijo sonando confundido.

— No puedo dormir. — contestó Yoongi sencillamente.

Jungkook asintió y siguió su camino, desapareciendo por la puerta de la cocina. Yoongi esperó hasta que el chico salió, una botella de agua en sus manos que el menor abrió ágilmente con una sola mano. Yoongi resopló divertido. Jungkook había visto a Yoongi hacerlo una vez y se obsesionó con lo 'genial que se veía abrir una botella así. Había practicado dos semanas enteras hasta que había logrado hacerlo ver como una acción despreocupada.