Elocuencia || Robin Le Normand

XI

Robin POV:

– Es imposible que alguien haga mejores fotos que yo. – digo ¿celoso? – Claramente es culpa de la modelo.

– Claramente la culpa es tuya. – se ríe.

– Enséñame una foto que te haya hecho él. – pido y eso hace.

– ¿Algo que decir? – tengo que decir que la foto era muy bonita, pero mi orgullo me lo impedía.

– Parece que la haya hecho un niño de diez años. – contesto a lo que ella se ríe.

– Once para ser exactos.

– ¿Tu novio tiene once años?¿No es un poco joven para ti? – pregunto confundido.

– Si, mira que guapo. Se llama Saúl. – dice y me enseña una foto en la que salen juntos. Esto tiene que ser una broma.

– Bueno,... he visto chicos más guapos. – añado como si no me importara.

– ¿Estás celoso Robin?

– Obviamente no, yo soy mucho más guapo.

¿A quién quiero engañar? Estaba celoso y mucho.

– ¿Acabas de llamar a mi hermano feo? – pregunta ofendida. Espera, ¿me ha estado vacilando todo este tiempo? Soy imbecil.

– Claro que no, solo he dicho que yo soy más guapo. – entonces no tiene novio, ¿no? 

– ¿A ti no te han dicho que no hay que mentir? – pregunta y los dos comenzamos a reirnos.

– Por cierto no os parecéis mucho. – digo para volver a iniciar la conversión bastante más relajado.

– Él salió igual a mi madre, mientras que yo salí más a mi padre. – comenta sonriente. – ¿En serio te lo has creído? No me lo puedo creer. – empieza a reírse.

– Es que lo has dicho muy seria. – me defiendo.

– Que tonto eres. – dice y empieza a recoger sus cosas.

Cuando termina de recoger y ya está por levantarse, no se si debo irme con ella o dejar que simplemente se vaya. Sé que todavía tengo que hacer que me confirme si tiene novio o no, pero ahora no se me ocurre cómo hacerlo.

– Y por cierto, no – dice una vez esta ya de pie haciendo que salga de mis pensamientos.

– ¿No?– pregunto confundio.

– Que no tengo novio. – añade y se va, dando por terminada nuestra conversación.

No puedo evitar alegrarme. No tiene novio. Eso significa que tengo una oportunidad, ¿no?

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Maya POV:

Una vez llego a mi cabaña, no puedo evitar llamar a Alicia y contarle todo lo que pasó ayer y hoy en la comida. No me puedo creer que de verdad creyera que mi hermano era mi novio. Ha sido super gracioso ver su cara.

– Claramente le gustas. – dice una emocionada Alicia una vez he terminado de contar todo.

– ¿Tu crees? – dudo.

– Maya ¿cuántas veces te lo tengo que decir? – comenta algo molesta. – Eres preciosa, graciosa, divertida y súper trabajadora. Lo raro sería que no lo hiciera.

– Ya, pero...

– Ya te he dicho muchas veces que nada de peros. – me corta. – Pero ahora lo más importante, ¿a ti te gusta?