XV

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Robin POV:

Cuando me despierto noto que unos brazos me rodean. No puedo evitar sonreír al recordar quién es la persona que está abrazándome. Con cuidado compruebo si Maya sigue dormida y al ver que lo hace, no puedo evitar quedarme un rato mirando cómo duerme.

Se la ve tan tranquila, como si en realidad nada la estuviera atormentando. Me gustaría poder saber que es lo que tanto la preocupa y poder ayudarla con lo que sea que la esté pasando.

Cuando ya no puedo evitar el tener que salir de la cama, sin hacer mucho ruido me levanto y me preparo para irme a entrenar.

Mentiría si dijera que no quería quedarme un rato más siendo abrazado, pero si volvía a llegar tarde mi entrenador literalmente me mataría.

Antes de irme, la dejo una nota en la mesilla junto a su lado de la cama explicando la situación. No quiero que lo malinterprete o piense algo que no es.

– No me pongas esa cara, he llegado puntual. – digo a forma de saludo en cuanto entro.

– Llegas una hora tarde. Te dije que hoy entrenaríamos antes. – me regaña.

– ¿Lo dijiste? No me acuerdo. – y lo decía en serio.

– Si hubieras estado más pendiente a lo que te decía en vez de estar pendiente de la chica te habrías enterado. – me reprocha.

– ¿Estás celoso? – le vacilo.

– Ponte a calentar antes de que agotes mi poca paciencia.

– Pero si me adoras.

– No hay quien os aguante a los enamorados hoy en día. – se queja.

Sin poder evitar reir y ganarme otra mala mirada de su parte, me voy directo a la zona de calentamiento.

El resto del entrenamiento es tranquilo, probamos nuevos ejercicios y nos gastamos alguna que otra broma.

✦ ° •   ✦ ° •   ✦

Maya POV:

Cuando me despierto en lo primero que me fijo es que no estoy en mi habitación. ¿Estaba en la cama de Robin?

Lo último que recuerdo de ayer, fue que después de hablar con mi hermano y Alicia, seguimos viendo la película.

Cuando ya no puedo estar más confundida, veo que hay una nota en la mesilla. Asi que sin pensármelo dos veces la cojo y la leo.

Me he ido a entrenar. Ayer te quedaste dormida viendo la película y no quise despertarte. Te he dejado algo para desayunar en la mesa. Te puedes quedar cuanto quieras.

Una vez termino de leer, mucho más tranquila me vuelvo a tumbar y me pongo a pensar en todo lo que ha pasado estos últimos días.

¿Soy mala persona por querer disfrutar un poco más de este momento?

Sé que Robin no se lo merece. El se ha estado comportando muy bien conmigo todo este tiempo y me contó su verdad, ¿y cómo se lo he pagado yo? Con más mentiras.

Una parte de mí quiere contarle la verdad porque se la merece, pero la otra más egoísta sabe que nunca he sentido algo así por alguien y no quiere que lo que sea que esté pasando termine.

Cuando ya me he cansado de darle vueltas al tema, me levanto y me dirijo a la mesa donde me ha dejado el desayuno.

Al verlo no puedo evitar sentir una pequeña opresión en el pecho. Ha pedido exactamente lo que prácticamente desayuno todos los días.

Puede que no sea la gran cosa, pero el hecho de que se haya fijado en lo que como y me lo haya pedido, hace que me ponga muy feliz.

Una vez he terminado de desayunar, antes de irme al igual que él esta mañana, le dejo una nota dónde le agradezco por el desayuno y le pregunto si le apetece ir a la playa esta tarde.

Cuando llego a mi habitación, compruebo la hora que es en España y al ver que no es muy pronto decido llamar a la que ya podría ser mi psicóloga de confianza.

– ¿Qué acontecimiento es merecedor de mi atención? – pregunta una vez coge la videollamada.

– ¿No puede ser que solo quiera hablar con mi mejor amiga? – devuelvo la pregunta.

– Obviamente se que te pasa algo, asi que cuenta.

Aunque pareca mentira, ¿alguna vez he dicho que se me da muy mal mentir?

– Digamos que estoy algo confundida.

– No estas confundida. Puedes ser sincera conmigo.

– Estoy cansada de que todo esto esté basado en una mentira. Es la primera vez que siento algo así por alguien y me da miedo decirle la verdad y que me odie por ello. Sé que se va a terminar enterando antes o después y se va a terminar lo que sea que tengamos. Ya sabes porque nunca antes había intentado estar con alguien y ahora mismo tengo mucho miedo. – suelto del tirón.

– Maya respira. – dice cuando estoy al borde de las lágrimas. – Robin no es tus padres. No sabes como va a reaccionar. Cada persona responde a los problemas de distinta manera.

– ¿Cómo reaccionarias tú si te enteraras de esto?

– Supongo que me enfadaría.

– Pues eso.

– Pero lo terminaría entendiendo y no huiría.

– Alicia, no intentes consolarme. Las dos sabemos que esto tiene una fecha final.

– No digas eso. Robin parece una buena persona. Lo entenderá.

– ¿Tu crees? – digo con algo de esperanza.

– Claro que sí.

– Gracias por esto.

– Sabes que haría todo esto y mucho más por ti. – dice sincera.– ¿Entonces se lo vas a decir?

– Supongo que lo haré, pero todavía no es el momento.

Una vez dicho esto, cambiamos el tema de la conversación por uno menos deprimente.

– ¿Y cuándo vas a volver a ver a tu principe azul? – pregunta con curiosidad y justo en ese momento me llega un mensaje suyo.

Robin
Podría acostumbrarme a esto de dejarnos notas.
En un rato nos vemos.

– En un par de horas. – contesto sin poder evitar sonreir. – Hemos quedado en ir a la playa.

– Pues no te quito más tiempo. – dice en forma de despedida. – Ponte guapa. Aunque no lo necesitas.

– Muy graciosa.

– Lo digo en serio, le tienes loco por ti y sólo me hizo falta verle ayer hablando con tu hermano para darme cuenta de ello. – explica bastante sincera.

– Lo que tu digas.

– Hazme caso, nunca me equivoco.

Dicho esto la doy la razón para dar por terminada la llamada, y aunque todavía queda bastante tiempo y lo que tengo que ponerme es bastante sencillo, empiezo a arreglarme.

En este rato que paso sola, decido que le contaré la verdad, pero antes tengo que solucionar un par de cosas.

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Att: springcloud☁️

Elocuencia || Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora