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– ¿De verdad crees que estará ahí? – pregunto cuándo termino de asimilar que puede que tenga una oportunidad.

– Bueno, creo que no pierdes nada con intentarlo.

– Pero irme a Tailandia sin tenerlo claro, ¿no es un poco precipitado?

– Dudo que encontremos algo mejor que esto y no te queda mucho tiempo. – dice desviando la vista de la pantalla para mirarme.

– Supongo que tienes razón.

– Pues ya sabes, a hacer la maleta guapa.

– Pero...

– Nada de peros. – me contesta antes de que pueda decir algo. – No te preocupes por Saúl me quedaré con él y Ángela me ayudará.

No me deja añadir nada más ya que antes de que pueda decir algo estoy siendo empujada hasta mi cuarto.

A la hora de hacer la maleta no tengo muy claro que tipo de ropa tengo que llevarme. Se que va a hacer calor, pero se supone que voy a trabajar y no de vacaciones, así que no creo que necesite diez bikinis, o ¿si?

– Agradecería que me ayudaras, no tengo ni idea de que llevarme – digo mientras me tiro a la cama derrotada. – hace mil años que no hago una maleta.

– No te precoupes yo te la hago, tengo mucha experiencia. Nunca he estado allí, pero no creo que sea muy diferente de otros sitios en los que ya haya estado.

Finalmente decido confiar ciegamente en ella, aunque a lo mejor no es tan buena idea y tal vez debería ver que ha metido, pero decido que es un problema de mi yo del futuro y me pongo a adelantar otras cosas como comprar el billete de avión y reservar la habitación en la que me voy a quedar. Para eso de la media noche creo que lo tengo todo preparado.

– ¿No crees que es un poco apresurado irme mañana? Ni siquiera se que voy a hacer una vez esté ahí ¿no debería tener un plan? – digo y noto como me empiezo a agobiar.

– Claro que no, todo va a estar bien relajate. Y por favor no tengas un plan, sólo acercate a él e intenta hacerte su amiga. – empieza a explicarme – esa es la parte más difícil, una vez te hayas ganado su confianza será mucho más fácil sacarle información sin que parezcas una periodista desesperada.

– Tiene sentido, pero...

– Ya te lo he dicho antes, nada de peros. – dice llevándome una vez más a la habitación. – Venga a dormir, que tengo que dejarte pronto en el aeropuerto y ya sabes como me pongo si no duermo.

No puedo evitar reírme ante su comentario y nos vamos a dormir o al menos lo intento. No puedo parar de pensar en todas la cosas que podrían salir mal, y aunque son muchas, quiero intentar ser positiva y creer que todo va a salir bien.

A la mañana siguiente tras despedirme de todos, me encuentro dirección a lo que literalmente dependerá mi futuro. Se que Alicia me ha dicho que no me preocupe por nada pero cómo no voy ha hacerlo.

Durante el vuelo no puedo evitar revisar alguna que otra información que tengo sobre él para al menos buscar alguna excusa que me ayude a poder acercarme, si es que resulta ser que de verdad está ahí. Esto no es hacer un plan, ¿no? Yo diría que es más bien tantear el terreno, un pequeño empujoncito.

Tras llegar a Bangkok tengo que coger otro avión que me llevará a la isla dónde se supone que Le Normand se encuentra.

Cuando llego ya es de noche así que lo único que hago es registrarme en el hotel y me dirijo a lo que pensaba que sería una simple habitación.

Cuando soy guiada por uno de los trabajadores noto que estamos saliendo del edificio y dirigiéndonos a unas de esas famosas cabañas que se encuentran encima del mar, ¿en serio había reservado yo esto?

Mi duda se resuelve cuando una vez instalada veo un mensaje de Alicia donde decía que esperaba que me gustara su pequeño detalle. Estaba tan cansada que ni intenté discutir por ello y me fui a dormir, mañana me esperaba un largo día.

A la mañana siguiente cuando me levanto, me arreglo lo suficiente como para verme bien y me dirijo a buscar el restaurante para poder desayunar. La verdad es que al no haber cenado ayer, esta mañana tengo mucha hambre. Voy tan metida en mis pensamientos que no siento cuando me caigo a causa de tropezarme con alguien.

– ¿Estás bien? – me dice una voz masculina a la vez que me ayuda a levantarme.

– Si, perdón no te habia visto. - digo una vez estoy ya de pie. – Gra...Gracias – tartamudeo de la impresión. No me lo puedo creer, es él.

Le he encontrado.

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Att: springcloud☁️

Elocuencia || Robin Le NormandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora