Elocuencia || Robin Le Normand

XVI

Maya POV:

Cuando ya es la hora y oigo la puerta, cojo todo lo que necesito y salgo.

– ¿Lista para irnos? – dice a forma de saludo.

– Nací lista. – contesto mientras cierro la puerta.

– ¿Has estado llorando? ¿Estás bien? – se preocupa

– Ah eso, es que vi un película triste. – y ahí iba otra mentira. Pero no podía decirle la verdad. Eso traería muchas preguntas que todavía no puedo contestar.

El resto de la tarde transcurre normal entre bromas y alguna que otra aguadilla.

Nada más llegar a la habitación me meto en la ducha para quitarme la sal y los restos de arena. Cuando termino de enjabonarme y me voy a aclarar, el agua no sale.

Esto tiene que ser una broma, ¿qué se supone que voy a hacer ahora?

Sin pensármelo mucho, ya que sino me arrepentiría, me pongo un albornoz y me dirijo a la cabaña de Robin. Es algo que haría cualquiera, ¿no?

Cuando llamo y me abre, veo que solo esta cubierto por una toalla a la altura de su cadera. ¿La vida me está poniendo a prueba? Porque yo no soy tan valiente.

– ¿Ya me echas de menos? – dice mientras se apoya sobre el marco de la puerta.

– Más quisieras.

– ¿Que ha pasado? – pregunta sin evitar reírse.

– ¿Puedo pasar? Me da vergüenza que alguien me vea así. – dicho eso me deja entrar. – ¿Puedo usar tu baño?

– Claro pero, ¿el tuyo no funciona? – pregunta confundido.

– Como puedes ver, no lo hace. – contesto y se vuelve a reír.– No tiene gracia. – me quejo muerta de vergüenza.

– Créeme, la tiene.

– Idiota. – comento mientras entro al baño.

– Te he oido.

– Eso pretendía. – contesto y se vuelve a reír.

Que vergüenza acabo de pasar, de todas las cosas que me imaginaba que podrían pasar hoy, ni de cerca se parecía a esto.

Una vez me termino de secar me doy cuenta de que no he traído nada para vestirme. Soy imbécil. ¿Ahora que hago? Supongo que no me queda otra que volver a pasar algo de vergüenza.

– Robin. – le llamo una vez me he asomado un poco por la puerta.

– ¿Sucede algo? – dice acercándose.

– ¿Podrías dejarme algo de ropa? Se me ha olvidado traerme algo para ponerme.

– ¿Cómo se te ha olvidado traer ropa? – pregunta sin evitar reírse.

– No lo sé, la prisas supongo.

– Si querias mi ropa sólo tenías que pedirmelo. – comenta vacilón.

– Muy gracioso, ahora pásame algo.

– Ya voy mandona. ¿Que prefieres?

– Me da igual, déjame lo que sea. – y eso hace, me entrega una camiseta simple y un pantalón de chándal.

Una vez estoy completamente vestida salgo del baño y me acerco al sofá dónde está sentado viendo la televisión.

– Confirma que tu ropa me queda mejor que a ti. – digo mientras doy una vuelta para que me vea.

– No es difícil cuando se es guapa.

– ¿Me acabas de hacer un cumplido? – pregunto algo sorprendida mientras me siento a su lado.

– Que va, estaba bromeando.

– Idiota. – digo por segunda vez desde que he llegado.

– Si sigues llamándome así me voy a terminar enamorando.

– Muy gracioso. – digo con falsa molestia.

– Lo digo en serio.

– Seguro. ¿Qué estás viendo? – digo cambiando de tema.

– Está jugando el Atleti así que veo el partido.

– ¿Está jugando João? – pregunto ya solo por molestarle, a lo que el apaga la televisión.

– Ay que mal se fue la luz.

– Que mal, con las ganas que tenía de verle. – le sigo la corriente.

– Pues ahora me tendrás que ver a mí. – dice mientras se acerca a dónde estoy.

– Pero el es más guapo. – me quejo y junto un poco más nuestros rostros.

– ¿No te han enseñado a no mentir? – pregunta estando ya a solo unos pocos centímetros.

– No. – contesto y le quito el mando para después hacer un baile triunfal.

¿Qué me había quedado con ganas de darle el beso? No lo niego, pero todavía no me sentía preparada o mejor dicho no era el momento, no con todo lo que tenía en la cabeza ahora mismo

– Eres mala. – se queja mientras volvemos a ver el partido.

✦ ° • ✦ ° • ✦

Robin POV:

Decir que me moría por besarla se quedaba corto. Una parte de mi quería que no se hubiera quitado, pero otra se lo agradecía.

Se que fue un poco precipitado el acercarme a ella, pensaba que en ese primer momento se alejaría, pero cuando también se acerco... casi me vuelvo loco, no se ni como conseguí hablar.

– Goool. – grita Maya a mi lado haciendo que vuelva en si. – ¿Lo has visto? – pregunta emocionada.

– Si, no ha sido para tanto. – miento. Ni sabía quién lo había metido.

– Eres un envidioso. – se queja.

– ¿De que debería tener envidia? – pregunto realmente confundido.

– De que haya sido João el que ha metido el gol. – responde obvia.

– Es delantero, su trabajo es meter goles. – Jamás admitiría delante suya que João es buen jugador, aunque claramente es obvio que lo es.

– Claramente estas celoso. – dice riendo.

– ¿De qué? – pregunto algo molesto porque claramente lo estoy y mucho.

– De que le preste más atención a él que a ti. – comenta burlona.

– Te recuerdo que ahora mismo estás vestida con mi ropa y sentada a mi lado en mi sofá. Celoso debería estar él. – explico y al ver que no contesta, vuelvo a hablar. – ¿Algo más que decir?

– No. – dice con algo de vergüenza.

– Eso pensaba. – respondo con superioridad.

– Idiota. – añade con una sonrisa y yo no puedo evitar reir.

– ¿Otra vez con eso? Al final lo vas a conseguir. – bromeo.

– ¿El qué? – pregunta confundida.

– Enamorarme. – respondo obvio.

Ojalá pudiera decírselo de verdad y no como una broma.

– Vete a la mierda. – dice muerta de vergüenza y empieza a coger sus cosas para irse.

– ¿Te vas ya? ¿No quieres seguir viendo a João? – la pico aún más.

– Me voy, es tarde y ya le he visto suficiente. – dice dirigiéndose a la puerta. – Mañana nos vemos. Que descanses.

– Buenas noches. – digo y ella se va con una sonrisa.

¿Cómo se supone que voy a conseguir dormir ahora después de saber cómo es despertarse a su lado?

Claramente me estoy volviendo loco.

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