¿Estaba soñando o era él de verdad? Creo que estoy soñando. No podía ser tan fácil, ¿era una broma? ¿Había una cámara oculta? Creo que estoy delirando a causa del hambre. Si, debe ser eso.
– ¿Seguro que estás bien? – me pregunta por segunda vez haciendo que vuelva en si. – Estás un poco palida. – vale confirmamos que tengo al mismísimo Robin Le Normand delante mía.
– Si, será por el hambre. – digo sin pensar.
– Será por eso.
Tras decir eso se le escapó una sonrisa, al menos le pareció gracioso, ¿no? Se aseguró una vez más de que estaba bien y se marchó dirección contraria al restaurante.
Mientras desayunaba no me podía creer que esto acabara de suceder. ¿En serio dije que por el hambre? ¿por qué dije eso? ¿Acaso tiene sentido? Ahora va a pensar que estoy loca. A esto le llamo yo en sentido literal empezar con mal pie. Pero lo importante era que loca o no le había encontrado, y ya estaba un paso más cerca de mi ansiado ascenso.
Cuando termino de desayunar vuelvo a mi habitación y llamo a Alicia para contarle todo.
– Más te vale que sea importarte aquí son las cinco de la mañana. – contesta medio dormida. Es verdad, se me había olvidado la diferencia horaria.
– Demasiado importante – digo súper emocionada. – Adivina con quien me he chocado esta mañana.
– ¡No te creo! – dice literalmente pegando un brinco de la cama – ¡No te creo! Júramelo.
– Te lo juro.
– Te sigo sin creer, ¿Cómo fue? ¿Es más guapo en persona? ¿Es tan borde como dicen?
– Frena ahí guapa, poco a poco y baja la voz que vas a despertar a todos los vecinos – digo riendo – Fue súper vergonzoso, si es más guapo en persona y no, fue demasiado simpático para la situación.
– ¿Qué pasó? ¿No me digas que ya has liado una de las tuyas? – pregunta riendo.
– No te rías. – digo lo más seria que puedo. – Me caí delante suya y empecé a tartamudear y decir tonterías. Ahora debe estar pensando que se cruzó con una loca.
– ¿Qué le dijiste? ¿Del uno al diez cómo de loca?
– Me preguntó que si estaba bien porque me veía un poco pálida y le dije que era porque tenía hambre. – digo muerta de vergüenza y Alicia se muere de risa.
– Eso es claramente mínimo un 7. – dice aún riendo.- A eso le llamo yo hacerse notar, muy bien.
– Pero después de eso me sonrió, así que no es tan malo, ¿no? – me preocupo.
– Bueno... supongo que no huirá de ti la próxima vez que te vea. – se burla – ¿Qué vas a hacer ahora?
– Supongo que debería de mandar un correo confirmando que sé dónde está, pero creo que no debo... ¿y si se filtra y se llena esto de prensa? El venir aquí no habría servido de nada.
– Por primera vez creo que te voy a dar la razón, y ahora si me disculpas me voy a volver a dormir. – dice para después colgar.
Decido que es buena idea ir a investigar un poco el lugar y de paso ir un rato a la playa. Así que eso hago, me pongo uno de los bikinis y encima de este un vestido de playa, para después coger todo lo necesario y salir de la habitación.
Tengo que decir que en este lugar hay de todo. Durante el corto paseo que he dado, he visto mínimo tres gimnasios, varias cafeterías, alguna que otra tienda de ropa e incluso su propio centro médico.
Cuando llego a la playa busco la sombra de alguna de las palmeras y cuando encuentro una, estiro mi toalla y me siento.
Cabe destacar que no he visto a Le Normand por ningún lado, cosa que por una parte agradezco. La verdad es que no me veo capaz de volver a hablar con él después de la vergüenza que he pasado esta mañana.
Para matar un poco el rato saco el libro que me he traído e intento leer. Estoy tan concentrada en lo que estoy leyendo que no veo cuando un balón viene directo hacia mí.
– Perdón, ¿te he dado?
Y cómo si fuera obra del destino el mismísimo Robin Le Norman vuelve a estar delante de mí. Se que estoy desesperada por acercarme a él, pero encontrármelo casualmente dos veces en una misma mañana es demasiado.
– Bueno... más bien a mi al libro y luego ha rebotado a mi cara. – contesto intentado ser lo más simpática posible.
– ¡Anda, si eres la chica hambrienta de esta mañana! – dice sorprendido.
– Si, esa soy yo. Tan hambrienta que me acabo de comer un balonazo. – digo a lo que el se ríe. Supongo que al menos le parezco graciosa.
– Lo siento por eso. ¿Te he hecho daño? – ¿en serio es la misma persona que dicen que es un borde? ¿O es que tiene un gemelo malvado por ahí perdido?
– No, no, estoy bien tranquilo. – digo restándole importancia. – Por cierto toma el balón.
– Es verdad, gracias. – dice una vez tiene el balón en sus manos. – Supongo que nos volveremos a ver por aquí. – Añade en forma de despedida cuando los niños con los que estaba jugando le llaman.
– Espero no volver a salir herida. – Contesto mientras se aleja y le veo reír.
– Por cierto, esta tarde hay un torneo de vóley aquí en la playa por si quieres venir.
¿Me estaba invitando a verlo con él o estoy flipando? No quiero sacar conclusiones precipitadas pero, eso es un gran avance, ¿no? Supongo que si quiero acercarme a él tendré que ir.
La misión hacerse su amiga ha comenzado.
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Muchas gracias por las 700 lecturas y las más de 100 estrellas. Cuando empecé no creía que alguien fuera a leerlo, de verdad que me hace muy feliz ver que os esta gustado.😊
Si os ha gustado darle a la estrella o dejar algún comentario, la verdad es que me haría mucha ilusión y me motivaría mucho.
Att: springcloud☁️
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Elocuencia || Robin Le Normand
FanficUna pequeña isla en Tailandia. Un futbolista que no quiere ser encontrado. Y una periodista la cual su ascenso depende de ello. ¿Qué podría salir mal?