Capítulo 18

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(2 de Julio del 2015)

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(2 de Julio del 2015)

P.O.V Autora

—¿Cómo está Alex? ¿Cómo está mi hija?—Nat camina hasta ella.

—Ella está estable... Alexandra está estable—todos en la sala celebran.

—¿Puedo ir a verla?

—Ven, acompáñame.

Arizona guia a Nat hacia la parte de la UCI pediátrica y se pararon delante de la mampara de vidrio en la que se encontraba la adolescente. A Nat se le llenaron los ojos de lágrimas, se le hacía muy difícil volver a ver a Alex conectada todas esas máquinas.

—¿Cu-cuándo va a despertar?—Arizona suspira—. ¿Qué... qué sucede? ¿Está todo bien?

—¿Por qué no nos vamos a sentar?

—¡No! No... ¿Qué le pasa a mi hija?

—Natasha, necesito que te tranquilices. Vamos a la sala de espera que hay en este piso—Arizona la tomó de la mano y la empezó a guiar. Le consiguió un vaso con agua y la sentó.

—¿Qué le pasa a Alex? ¿Mi hija está bien?

—Ella está estable...

—Entonces ¿por qué me traes aquí? ¿Cuándo va a despertar?

—No lo sabemos...

—¡¿Cómo?!

—Alex cayó en coma...

—No-no, no. Eso no es posible, es-eso no. ¿Por qué?

Arizona le empieza a explicar paso a paso lo que se realizó con Alex, cómo su cuerpo estuvo muerto por casi dos horas, los antídotos que le administraron y cómo los medicamentos que tomó estaban causando estragos en su cuerpo.

—...Y por todo eso es que Alex cayó en un estado de coma. Nosotros hicimos todo lo que pudimos para despertarla. Ahora es ella quién debe hacer el resto del trabajo, depende de ella despertar...

—No, por favor, no. Mi hija...—Nat se larga a llorar y Arizona la abraza—. Quiero verla...

—Debes estar calmada.

Nat asiente, vuelve a tomar del vaso de agua, toma aire y se levanta de la silla. Arizona la lleva hasta la habitación, le abre la puerta y la deja pasar. Nat se queda parada en la puerta incapaz de moverse.

—Te dejo sola. Cualquier cosa que necesites voy a estar afuera—apunta al mostrador.

Nat se quedó sola y empezó a caminar hacia su hija. Se colocó a un costado y le hizo cariño en el pelo.

—Lo siento, mi amor. Lo siento por no darme cuenta de lo que estaba pasando, por no prestarte la suficiente atención y por no estar para ti cuando más lo necesitaste. Me siento tan culpable de todo lo que ocurrió. Todo esto es mi maldita culpa, quizás si yo no hubiera estado tan pendiente de los asuntos de los Vengadores—las lágrimas corrían por las mejillas de Nat—. Por favor, despierta. Por favor, vuelve conmigo, necesito volver a ver esos ojos hermosos que tienes y tu sonrisa... volver a escuchar tu risa. Te necesito...

Alexandra Romanoff |Libro III|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora