Capítulo 3

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(26 de Abril del 2015)

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(26 de Abril del 2015)

P.O.V Alex

Cuando la sentí entrar en mi habitación, me removí un poco en la cama y me estiré haciéndome la que había dormido toda la noche.

—¿Mamá?—intento sonar dormida.

—Hola, ¿dormiste bien?

—Ajá, pero es temprano ¿Por qué me despiertas?—bostezo.

—Puedes seguir durmiendo, solo te vengo a avisar que voy a salir en una misión rápida y no demoraré mucho en volver.

—¿Puedo ir?—me levanto, pero ella me acuesta.

—No, pequeña, esta vez no.

—Ok—digo decepcionada.

—Vuelve a dormir, aún es temprano—cierro los ojos, me da un beso en la frente y sale de mi habitación.

Cuando sale me levanto, tomo mi traje de combate, mi reloj con mi inteligencia artificial y un pendrive con toda la información que había logrado recaudar. Luego tomo mis muñequeras, los bastones y reviso que mi cuchillo este afilado. Me visto y salgo por la ventana. Vuelo hasta la pista de aterrizaje y me meto en el jet.

Cuando fue la misión anterior me encargué de revisar todas las partes de quinjet, así que sabía perfectamente dónde ocultarme: en la pared hay una pequeña ranura, la cual es tapada por una caja de metal que está anclada a la pared. Me escondo justo a tiempo, ya que empiezan a subir al quinjet.

Tengo la vista perfecta de todos los controles de navegación y puedo saber en todo momento a dónde vamos. Cuando llevamos 30 minutos de vuelo me doy cuenta de que tienen mal la ubicación. Veo la ruta que hice antes de salir con L.U.C.I.A. y estamos muy desviados.

—La ruta está mal—hablo en un susurro para mí misma.

—¡Stark!—grita Thor. Me sobresalto, no me había dado cuenta de que estaba muy cerca de mí.

—¿Sí, Thor?

—¿Vamos en la dirección correcta?

—Sí, ¿por qué lo preguntas?—en este momento siento miedo.

—Nada, solo me pareció escuchar que alguien dijo que la ruta está mal... Fue como cuando J.A.R.V.I.S. nos habla.

—¿A qué te refieres, Beach Boy?

—J.A.R.V.I.S. nos hablaba por los parlantes del Quinjet y aquí sentí lo mismo—deja Mjölnir en el suelo cerca de la abertura y él se apoya en la pared—, pero debió de ser mi imaginación—el martillo se empezó a mover hacia dónde estaba yo como si fuera un perrito en busca de cariño. Lo intenté alejar con señas, pero este se siguió moviendo—, ¿por qué no puede haber un polizón a bordo o sí?—hace un rápido movimiento que me deja sorprendida, me toma del brazo y me saca de mi escondite—. ¡Polizón a bordo!—me deja en la mitad del Quinjet y todos me quedan mirando. Me río nerviosa.

Alexandra Romanoff |Libro III|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora