Capítulo 27

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(3 de Julio del 2016)

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(3 de Julio del 2016)

P.O.V Alex

—Cariño, llegamos a casa—le dice Alexei. Ella solo nos queda mirando. Camina hasta nosotros en silencio y luego nos da la espalda con la intención de que la sigamos—. Vengan, niñas.

Empezamos a caminar detrás de ella hasta llegar a una casita bastante acogedora.

—Bienvenidas a mi humilde morada. Siéntanse como en su casa. ¿Quieren algo de beber?

Mamá entra con un poco de desconfianza, pero sigue a la mujer hasta su arsenal secreto. Yo me mantengo cerca de ella; no me atrevo a alejarme mucho.

—Oye, no quiero sorpresas—le dice Mamá.

—Nat, solo voy a guardar mi arma.

—¿Hay trampas explosivas? ¿Algo que debamos saber?—Mamá habla muy desconfiada.

—No crié a mis hijas para que cayeran en trampas.

—Tú jamás nos criaste—habla con desagrado.

—Puede ser. Pero si se ablandaron, no fue bajo mi supervisión.

—Alex.

—¿Sí, Mamá?

—¿Necesitas algo?

—No, estoy bien.

—¿Segura?—asiento.

—¿Me ayudan a poner la mesa?—nos pregunta Melina.

—Bueno.

Empiezo a llevar los platos, cubiertos y vasos a la mesa. Lena estaba sentada en ella perdida en sus pensamientos, mientras que Alexei había desaparecido y Mamá no se alejaba de Melina, puesto que desconfiaba mucho de ella.

—Listo—le dije al volver a la cocina.

—Gracias, Alex—me dice Melina.

—De nada.

—Si quieres puedes ir a sentarte, nosotras ya vamos—me dice Melina y asiento.

En la mesa me senté frente a Lena, la cual seguía muy pensativa hasta que trajeron la comida. Mamá se sentó a mi lado y Melina al frente de ella, dejando así la cabecera libre. Desde la habitación se empezaron a escuchar ruidos raros, pero ninguna toca su comida, porque estamos esperando a Alexei.

—Quiero un trago—nos dice Melina al mismo tiempo que toma una botella de vodka y sirve un poco en cada vaso.

Al cabo de unos minutos alguien nos llama y al ver de dónde provenía el sonido, vi a Alexei vestido con un traje rojo. Tuve que contener la risa.

—Todavía me queda bien—dice él muy seguro y Melina le silba.

—Dios mío—dice Lena muy avergonzada.

Alexandra Romanoff |Libro III|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora