Los vengadores son el nuevo presente de Alexandra Romanoff. La adolescente de ya casi 15 años tiene la mente fija en que debe ser parte del equipo y considera desde que obtuvo sus poderes que puede ser una gran adición, pero su madre está completame...
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(11 de Julio del 2016)
Llevamos tres días mejorando nuestra estrategia para sacar a los chicos de la cárcel. Con los planos de la cárcel que logré robarle a Tony estamos varios pasos adelante.
—Natasha y Alexandra bajan, dejan inconscientes a los guardias que están aquí—Steve apunta a un punto en específico del mapa 3D— para luego intervenir las cámaras y vuelven al quinjet.
—¿Es todo lo que vamos a hacer?—le pregunto con los brazos cruzados.
—Las necesito en el quinjet para subir y huir.
—No es necesario.
—Alex, alguien debe quedarse pilotando el quinjet para salir lo más rápido de ahí.
—Ok—ruedo los ojos.
—¿Cuándo salimos?—pregunta Mamá.
—Cuanto antes, ya han estado demasiado tiempo en ese lugar.
—¿Salimos hoy?—pregunto.
—Sí, así que prepárense.
Con Mamá salimos a nuestras habitaciones para tomar nuestras armas. El rey de Wakanda nos había facilitado armamento y tecnología, pero ellos no se podían ver involucrados con el escape de la cárcel. Sospecharían que Wakanda es nuestro escondite y el rey estaba del lado de Stark, lo cual también nos ayuda a que nadie sospeche que estamos aquí. No es problema que no nos puedan ayudar; sé que podemos hacerlo solos y salir victoriosos.
Subimos al quinjet y partimos a las coordenadas de la cárcel. Con la tecnología wakandiana con la que mejoramos el quinjet solo nos demoramos 20 minutos en llegar al punto determinado. Nos sumergimos y empezamos a andar despacio por debajo del agua. Estábamos con el escudo de invisibilidad activado y el GPS desactivado.
—¿Están listas?—nos pregunta Steve.
—Sí—responde Mamá.
—Creo que llevamos todo—le digo y activo el mapa holográfico en mi reloj.
—Las voy a acercar lo que más pueda a la escotilla secreta.
Steve nos iba a dejar en una escotilla que nos lleva directo a la sala de control y cuando lográramos desactivar todo, le vamos a dar acceso para que pueda estacionar el quinjet dentro de la base para así poder escapar con más facilidad. El hangar de despegue, por lo que pudimos ver en el mapa, está bastante cerca de lo que son las celdas de los chicos.
—Tengan mucho cuidado, por favor.
—No te preocupes. Vamos a estar bien—le respondo.
Con Mamá nos preparamos. Íbamos a tener que nadar y aguantar la respiración un poco, pero nada que no pudiéramos controlar.
Abrimos la puerta del quinjet y nadamos hasta la escotilla. Entre las dos la abrimos y logramos escabullirnos en la cárcel sin que nadie lo notara. Nos arrastramos por los ductos de ventilación hasta llegar a la sala de control. Cuando abrimos la rejilla para bajar los guardias nos miraron sorprendidos, por lo que se demoraron en reaccionar.