Los vengadores son el nuevo presente de Alexandra Romanoff. La adolescente de ya casi 15 años tiene la mente fija en que debe ser parte del equipo y considera desde que obtuvo sus poderes que puede ser una gran adición, pero su madre está completame...
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⚠️Advertencia: El capítulo contiene escenas fuertes que pueden no ser del agrado de algunas personas, se tocan temas de autolesiones, abuso psicológico, abuso sexual e intento de sucidio.
(25 de Junio del 2015)
P.O.V Alex
Suspiré y me senté en la cama. Un nuevo día y sin ganas de nada, solo quiero estar tirada en mi cama y que nadie me moleste o me hable. Últimamente, me siento sin energía para nada y no sé por qué. Todos los días me dan ganas de llorar y las noches terminan conmigo sentada en el suelo del baño, cuestionando qué hago con mi vida.
Me levanto de la cama y me adentro en el baño. Me lavo los dientes, me ducho, me visto y luego me peino. Por más que quisiera quedarme en mi habitación, me había puesto de acuerdo con Lucca para entrenar.
Salí de mi departamento, no me tuve que despedir de nadie, ya que Mamá y Steve salieron en una cita. Creo que iban a volver en la noche, pero no estoy tan segura. Bajé hasta la sala de entrenamiento y Lucca ya estaba ahí.
—Hey, hola—camina hasta él y le doy un beso, el cual corresponde.
—Hola, bonita—me vuelve a besar—, parece que hoy solo vamos a estar nosotros.
—Eso parece. Caro me dijo que no iba a venir hoy y los gemelos no dijeron nada, así que supongo que no vienen.
—Me encanta tener tiempo a solas contigo—me abraza y besa. Cuando me empieza a faltar la respiración lo alejo de mí.
—Entonces aprovechemos el tiempo.
—Me parece.
Entramos a la sala y nos pusimos a entrenar. Le enseñé algunos movimientos y le corregí otros, luego tuvimos una pelea cuerpo a cuerpo. Lo estábamos pasando bastante bien, llevábamos mucho tiempo sin tener tiempo a solas. Cada vez que terminamos una ronda de lucha terminaba en una sesión de besos.
—Creo que ya fue suficiente por hoy.
—Sí, debo decir que estoy cansado.
—Yo también.
—Aunque no puedo restar lo fructífero que fue.
—En eso tienes toda la razón.
—Vamos a guardar las cosas.
—Vamos.
Tomamos las colchonetas e implementos que utilizamos y los llevamos al armario en donde se guardan las cosas. Antes de poder salir de ahí, Lucca me toma de la cintura y me da un beso. Caminamos hasta chocar con la pared. Aparte de besar mis labios, besa todo mi rostro y mi cuello, lo cual me hace soltar un pequeño jadeo. Intento alejarlo, pero me presiona con más fuerza contra la pared.