Capitulo 3

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Ahsley

Las clases terminaron, me sentía algo extraña y no sabía por que, quizás era por...él, ¡no!, ¿Por que pensaba en ese chico? Ni siquiera le conocía apenas habíamos hablado un poco, es decir, no hablamos así de un hola y esas cosas, no, no de esa forma, le había gritado y golpeado, negué la cabeza nerviosa.

— y bien, ¿quien es?

Escuche la voz de Vanessa mientras ella aparecía de la nada frente a mí, había estado distraída que ni siquiera me percate de su presencia.

— ¿eh?, a.... bueno... no sé de qué hablas- esperaba que ella me creyera, pero su cara me decía todo lo contrario, antes de que Vanessa pudiera decir palabra él salió del salón, paso junto a mí y yo le di la espalda para que no me viera, abrí la puerta de mi casillero para esconderme mucho más. Mi amiga por su puesto notó a quien estaba evadiendo por una extraña razón.

— ¿Ahsley que sucede?, ¿qué pasa contigo?

-no es nada, enserio.
— ¡velkan! — dijo una chica, volví la mirada en dirección a aquella voz y una chica castaña acababa de llegar junto a ese chico, su novia supongo, eso pensé, digo esa chica es hermosa y el es apuesto, ¡¿pero que rayos estaba pensando?!
— ¡Ahsley! — Vanessa ahora me hablaba más fuerte, cerré el casillero y le cubrí la boca, la lleve fuera de la escuela parecía amordazada por mí, llegamos a la parte de atrás y comencé a formular lo que le diría.

— escucha, no es lo que piensas, es solo que, tuve un penoso percance.
Vanessa se liberaba de mi agarre y tomaba una bocanada de aire y tosía.
— ¡¿te volviste loca?! ¿O en verdad quieres matarme?
Ella había pronunciado exactamente las palabras que dijo aquel chico en el baño.
— ¡Lo siento, lo siento! ¿estas bien? — la mire preocupada, ella se recuperó de aquello y me miro sería.
— ¡Vanessa Morgan!, ¡explícame que está pasando ahora mismo!

Ahora actuaba como mi madre y yo no sé por qué estaba tan nerviosa, la mire y respire profundo, comencé a contarle la historia a vanessa, el percance en el baño y de cómo saque a ese chico a golpes de ahí.

-¡Jajajaja!- Vanessa estallo en carcajadas eso me sorprendió.
— Vanessa! — ya estaba sonrojada, hasta ella creía que había sido una tonta ahí en el baño, llevo sus manos a su estómago mientras reía y se fue a sentar de golpe a la banca que estaba detrás de nosotras, su risa no paraba, se derrumbó en la banca en posición fetal y siguió riendo, luego se cambió de posición y continuó.

— ¡ya! Vanessa basta! ¡No es gracioso!, se supone que eres mi amiga, no deberías estar riéndote.

 Comenzaba a controlarse incluso limpiaba una lágrima que se había salido de sus ojos.
— ok, ok — respiró profundo, —lo siento— al fin se contuvo.
—¿así que ese era todo el misterio? — subió los pies a la banca y golpeo suavemente con su palma un lado de la banca insinuando que me sentara a su lado, caminé e hice lo que me pidió.

—¿estás segura de que es todo lo que te molesta? — su tono sonó algo un poco serio.
— ¡ya olvidemos ese tema por Dios! — ahora yo era la molesta -vayamos a tomar un helado o algo por el estilo- dije tranquila y ella me sonrió, seguro sabía que ocultaba algo o eso pensé.
— quiero una paleta de grosella- dijo y se levantó de la banca caminando a la cera donde estaba un anciano con un carrito de helado, sin duda eso me recordó mi infancia y ¿A quién no?, camine hacia ella y escojo una paleta de sandía, Vanessa pago ambas y me sonrió.
— ¿Aun te gusta patinar? — llevo la paleta fría a sus labios y comenzó a chuparla.
— ¿Bromeas? ¡Claro que sí! — mis ojos se iluminaron como un faro y ella comenzó a reír, pero de forma graciosa.
— conozco de un lugar muy genial para patinar, hay muchas personas ahí y te encantará, hay patinaje en seco y en hielo, pero lo genial es ir de noche, se pone más genial, ¿vamos?, Paso por ti en la noche.
— mmm, le diré a mamá y te mando un mensaje, ¿vale? — sonríe.
— vale— contestó ella, llegamos a una calle en forma de Y, me detuve.
— te veo más tarde— le dije a Vanessa y ella asintió caminó en dirección a su casa ya que vivimos en rumbos diferentes, pero no tan lejos el uno de la otra.
» Lo primero que haría llegando a casa era pedirle el permiso a mi madre, esperaba que por lo menos Dios tuviera misericordia de mí, bueno no Dios.... mi madre.

— por supuesto que no. — su tono sonó severo, pero no alterado.
—mamá por favor, solo será por unas horas, es solo patinaje.
— Ahsley dije que no, ¿Quién va a traerte?, No vas a venir sola y yo no voy a ir a buscarte- me dejo mi plato en la mesa con unas ricas quesadillas.
— ¡Vanessa me va a venir a dejar! — resolví el problema animado.
— ¿vanessa tiene auto? - mamá pregunto dudosa.
— de su mamá, el auto es de su mamá - comí la quesadilla mientras no veía a la cara a mi madre o seguro sabía que mentía.
está bien... Pero quiero ver el auto de Vanessa frente a la casa, ¿ok? - dijo sería mamá.
— ¡¿es un sí?!— me emocioné.
— solo porque es Vanessa, oíste, y no quiero que vayas a ir a uno de esos antros y me salgas con tus minifaldas...
— ¡mamá! Claro que no, es solo patinaje. -la interrumpí, me terminé la cena y subí a mi cuarto emocionada porque mamá haya dicho que, si y me metí a bañar, como le había prometido me puse unos jeans no tan justos azules y de mezclillas con una blusa holgada de color gris, guarde mis patines de ruedas en una bolsa y baje las escaleras, me despedí de mamá y me encamine a encontrarme con Vanessa que ya me esperaba.
» Cuando llegamos al lugar pude ver mucha gente, niños, señoras, ancianos que solo miraban obviamente, pero era algo maravilloso.

— quiero patinar primero en hielo- Vanessa me tomo de la mano y me encamino a una fila de más o menos siete personas.
— pero yo no tengo patines de hielo- le comenté a vanessa casi en un susurro, -eso no es problema, aquí te los prestan, tonta - agregó lo final y me sentí precisamente así, una tanto.

Llegamos por fin con el encargado y este saludo a Vanessa, yo me distraje viendo a los demás patinar y sentí una mano tirar de la mía.
— andando chica distraída- la seguí, el chico junto al casillero nos pidió nuestro número de calzado y luego nos dio nuestro patines, nos sentamos en una banca metálica y nos cambiamos el calzado, Vanessa se puso de pie y caminó -vamos- tomó mi mano y me ayudo a pararme, casi me voy hacía atrás pero su fuerza me mantuvo de pie, era difícil caminar con esas cosas nada que ver con los patines de rueda, grave error pensar que era lo mismo, avance apoyada de mi mejor amiga y llegamos a lo que era la entrada a la pista de hielo, Vanessa entró, estaba de pie sin caerse mientras con una mano se sujetaba del borde.

— ¡vamos Ahsley, Es divertido! — se alejó, parecía una profesional, decidida entre al área de hielo y mis pies se resbalaron, me detuve de la barra de acero en la esquina de la pista, Vanessa estaba dando una vuelta a toda la pista e intenté avanzar para alcanzarla, pero... mis pies comenzaron a moverse por sí solos no podía detenerlos, esto no era como el patinaje en ruedas.
 — ¡Dios! no ma.... — mi frase fue interrumpida por que definitivamente resbale, todo fue en cámara lenta, ver como todo comenzaba a dar vueltas y sentir ese dolor al caer de espaldas en el frío hielo.
» Escuche algunas risas y algunas exclamaciones de "uuuuu" de la gente que está viendo.
— ¿Estás bien? — escuché una voz, apenas me estaba recuperando de la caída y volví la mirada a aquella voz que había sonado amable.
— ¡Ahsley! — vanessa llegaba preocupada.

VELKANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora