Capitulo 11

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Ahsley

Llegamos al mostrador, mi corazón latía rápido y no sabía por qué, osea, solo era un café, nada importante.

—¿De qué sabor quieres tu café? — me preguntó mientras él veía el menú.
—moca, me gusta de moca. — Sonreí leve para parecer lo más natural posible.

Me miró de reojo y una señorita se acercó a atender en mostrador.

—un café de moca para la señorita, y para mí, un capuchino de caramelo. — agregó y pagó los cafés.
—vamos a la mesa, nos lo llevarán. — me dijo y caminamos a una mesa junto a la ventana, afuera aún seguía lloviendo, esa lluvia que nos había dejado en esa cafetería y por un lado me sentía contenta por ello, aunque algo nerviosa al estar él y yo solos, digo... ella.

Nos sentamos en la mesa, ella frente a mí, no quería mirarla por pena así que dirigí mi vista hacia el servilletero.

—gracias por el regalo, amo esa banda. — dijo de pronto y me obligué a levantar la vista, ella me sonreía.

—De nada, que bueno que te haya gustado. — agregué contenta.

—dime, ¿cómo supiste? — me preguntó con una sonrisa.

—¿eh?, ah, bueno... Vanessa me platicó tus gustos.... pero fue porque se lo pedí, es decir, no es que sea una acosadora o algo así, Vanessa me pidió que la acompañara a tu fiesta y...  púes yo no quería ir con las manos vacías. — miré a la chica a la cara y pude ver cómo me miraba aun con esa leve sonrisa, sentía mis mejillas arder.

—aquí esta su café. — decía la mesera de la cafetería, bendita mujer, apareció en el momento justo.

—gracias. – agregó Velkan con una sonrisa.

—de nada, Velkan.— sonrió la chica y me sentí extraña... como si no me gustara que esa chica le hablara, ¿celos?, ¿Podría ser?

—Gracias. — dije y la chica me miró y sonrió —De nada, señorita. — me dijo y caminó de regreso a la barra.

Hubo silencio mientras velkan tomaba la cuchara para mover su café, y yo, hacía lo mismo, pero antes agregué un sobre de azucar, estaba con ella sin saber que decir o hacer, una lluvia nos había juntado fuera de la cafetería y mi titiritero nos había hecho beber juntos una taza de café.

—¿Por qué te llamas Velkan?. — a pesar de que no tenía nada que preguntar, siempre tuve esa duda hacia su nombre, Velkan era nombre de hombre y ella era una chica, que parecía chico, pero no tenía que ver eso con su nombre, ¿o sí?

—Es una tradición rumana que los abuelos pongan el nombre de los nietos, en tiempos de guerra los padres dejaban a sus hijos con los abuelos y estos se hacían cargo de su cuidado, incluso de ponerles un nombre, mi abuela, pensó que yo era un varón desde el vientre de mi madre.
Mi abuela murió antes de que yo naciera, mamá prometió ponerme así y lo cumplió. —

Sentí mi corazón estrujarse cuando ella mencionó a su abuela muerta.

—lamento lo de tu abuela. — dije leve.

—Está bien, no te preocupes... no la conocí, pero supongo que fue una abuela protectora. — dijo y bebió de su café.

—¿Qué significa Velkan?.— le miré curiosa.

— Lobo valiente. — agregó dejando la taza en la mesa.

—vaya... es un bonito nombre... y creo que te queda. — dije y llevé la mirada a mi taza de café.

—Gracias. — dijo y escuché a Velkan sonreír leve con una risa, yo Sonreí también.

—¿Tú papá es rumano? — pregunté más curiosa que antes.

—no, papá es español, mamá era rumana, ella se apellidaba Estefan. — me miró mostrando aún su sonrisa, parecía que le agradaba recordar viejos tiempos.

Velkan Dávalos Estefan, ese era su nombre, al fin lo sabía completo, ella era una persona misteriosa y silenciosa, en clases actuaba seria y rara vez le hablaba a la gente ya que todos siempre le hablaban, Velkan provocaba cierta atracción por chicas y chicos, yo sentía esa atracción, pero no sabía por qué, hasta ahora, Velkan en verdad me gusta.

—¿Qué hay de ti?, hemos estado hablando solo de mí, cuéntame de ti. — ladeó un poco la cabeza al verme distraída. 

—Pues yo...— su pregunta me había hecho volver a la tierra de un solo golpe. — me mudé aquí porque mamá cambió su lugar de trabajo, de hecho, van varias veces que me mudo... aún que pensé que la última vez sería la última pero no fue así. — la miré, velkan me miraba atentamente.

—Oh, vaya, supongo que ya estás acostumbrada. — dijo.

—más o menos... pero... me gusta estar aquí, a Vanessa ya hace mucho no la veía, me agradó verla otra vez, me hizo feliz. — dije para verla a la cara otra vez y aún seguía mirándome, sonrió leve.

—Eso es bueno. — agregó y dije que sí con la cabeza.

—creo que ha parado de llover. — dijo y yo volví la mirada a la calle, no quería que la lluvia se detuviera, pero tenía que parar en algún momento.

—¿siempre si querrás que te enseñe a patinar? — preguntó mientras terminaba su café.

—sí, si claro que sí, me encantaría. — dije para sonreír después.

Nos pusimos de pie y llevamos nuestros vasos al bote de la basura para luego salir de la cafetería, ya no llovía, pero aún se sentía la brisa fresca en el aire.

—toma, úsala. — dijo Velkan quitándose su chaqueta, la miré, yo estaba avergonzada porque a pesar de que velkan era mujer, era todo un príncipe.

—gracias. — tomé la chaqueta y me la puse, Velkan y yo caminamos hacia mi casa, se había ofrecido a llevarme cosa que yo acepté, me sentía muy bien a su lado, llegamos a la casa y me despedí de ella, entré rápido.

—¡ya llegué! — subí corriendo para que mamá no me hablara y entré a mi cuarto, me quité la chaqueta y me cambie de ropa, de pronto solo pensaba en ella, en velkan, mañana la vería otra vez, baje de mi cuarto para ir a cenar antes de que mamá me hablará.

VELKANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora