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Poppy


Despertó por la intensa luz que se filtraba atravez de su ventana, abrió sus ojos adaptándose a la sensación de la luz en ellos, se estiró un poco y dio un gran bostezo, miró la hora las 12 de la tarde. Los domingos eran sus días favoritos, pues visitaba a la familia de su padre.

Se dio un baño, se vistió con ropa cómoda y bajó a desayunar.  

–Buenos días mi amor– la recibió su madre 

–Buen día mamá 

–Dejé el desayuno en la cocina– se acercó y depositó un beso en su mejilla. –Nos iremos en una hora, ¿De acuerdo? 

Poppy asintió y fue a la cocina para desayunar.


Luego de una hora se encontraban en el auto, la rosada miraba por la ventana, el viaje era largo y le gustaba escuchar música durante el trayecto.

La casa de su abuela era enorme, una mansión de 3 pisos, tenía un hermoso jardín, cientos de flores adornaban el exterior. Por dentro parecía un palacio, las paredes eran blancas con diseños minimalistas, la mueblería de madera de roble y del techo colgaban hermosos candeleros de cristal. En la entrada los recibía la madre de Peppy. 

–Bienvenidos, pasen, pasen– los recibió con besos y abrazos. –¿Dónde está mi niña? 

–Hola abuelita– se acercó la rosada y abrazo a la mayor con cariño. 

–Estas cada vez más bonita, mírate, ya eres una señorita 

–¡Peppy! – gritó un hombre con emoción, se trataba de su hermano, era tres años menor, un hombre alto y atractivo, no se parecían en nada, pero se llevaban bien. 

–Hola Eduard– estrecharon sus manos y se abrazaron. –Que bien te ves 

–No puedo decir lo mismo– ambos rieron. –¿Dónde está Poppy? 

–Hola tío Ed– salió detrás de su padre, el mencionado la alzó en brazos, tenía un gran aprecio hacia ella, se llevaban muy bien. 

–Creo que te encogiste linda, te recuerdo más alta 

–Eso es imposible, ya casi te alcanzo– se puso de puntillas tratando de llegar a su altura.

–¡Ja!, aún eres muy enana– se burló de ella.

–Oigan, oigan, no empiecen a pelear– interrumpió su padre. 

–¿Qué dicen si vamos a comer?, Prepare tu favorito Poppy– intervino también la madre de Peppy.

La comida transcurrió entre risas y buenos momentos. La madre de Poppy y su abuela se encontraban en el jardín, conversando tranquilamente, mientras Peppy y su hermano bebían un poco en la terraza de la mansión. 

–Tío Ed– se acercó la rosada interrumpiendo la conversación. –¿A qué hora vendrá Bárbara? 

–Descuida linda, está en sus clases de boxeo– hizo una pausa para beber un poco de su vaso. –Seguro llegará pronto 

En ese momento la puerta se azotó, provocando un fuerte ruido. 

–Creo que ya llegó 

Poppy bajó las escaleras con rapidez, al llegar, se encontraba frente a ella una joven de 18 años, su cabello era oscuro con mechones rojos, era más alta que la rosada. 

–Hola barb– dijo con alegría en su voz.

La contraria la miró, rodó los ojos y aventó su mochila al suelo. Barb era su prima, su carácter rudo e indiferente no encajaba con el carácter dulce y chispeante de Poppy. 

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora