Al mirarla, todo a su entorno dejó de tener importancia, se veía reluciente bajo la tenacidad de la luz. Las luces a su alrededor iluminaban sus ojos, dándole un aire sutil y cautivador. Usaba un vestido blanco, que acentuaba su pequeña cintura, llevaba puestos unos taconcitos qué apenas y la hacían crecer un poco, su cabello caía en ondas desde la raíz hasta sus hombros.
Seguramente parecía un tonto ahí parado, pero algo en ella lo hacía perder la razón.
-Qué onda Román- la voz de la morena lo atrajo a la realidad.
-Suki, h-hola- tartamudeó desviando la mirada, apenado.
-¿Linda fiesta, no?
-Sí- respondió volviendo su vista a la rosada.
-Poppy se ve muy linda hoy, ¿no creés? -insinuó mirándolo de reojo, esperando su reacción.
-La palabra "linda" le queda corto- mencionó embobado mientras la veía reír.
Suki sonrió divertida.
-Bueno, ¿por qué no vas con ella? -propuso la morena.
Al mirarla de nuevo, observó qué la rosada estaba hablando con un chico, probablemente de su edad, se les veía muy divertidos, pues la pelirrosa no paraba de reír con lo que el contrario le decía.
-Parece que está muy ocupada- mencionó Ramón en un tono de indiferencia, su hermosa y tierna sonrisa desapareció, dando paso a una expresión de incomodidad.
Las risas de la pelirroja lo hizo girar la vista hacia ella.
-¡Por Dios Ramón! No creí que fueras celoso- soltó entre risas la menor. -Es el primo de Poppy, tonto.
Enseguida sus mejillas se enrojecieron debido a la vergüenza.
-Tranquilo, no diré nada- hizo un ademán de que guardaría el secreto. -Oh ya veré– dijo mientras se alejaba, dejandolo solo nuevamente.
Ramón, tomó aire y se acercó poco a poco hacia ella, repitiendo en su mente palabras como "Tú puedes Ramón", "Solo háblale como siempre lo haces", "¿Qué tan difícil puede ser?", trataba de convencerse así mismo, pero los nervios no le ayudaban mucho.
Al estar más cerca de ella escondió las flores detrás de su espalda, escondiendo también, el pequeño regalo en su bolsillo.
Poppy ahora se encontraba sola, de espaldas ante él, en la mesa de los postrecitos.
Ramón se aclaró la garganta para llamar su atención.
-Feliz cumpleaños Poppy.
Al escuchar esa voz, su corazón comenzó a latir con fuerza, no esperaba verlo, pues el pelinegro había sido muy insistente al confesar que no le agradaban las fiestas.
-¡Ramón! -saludó emocionada.
Se lanzó a él envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, dándole un fuerte abrazo.
Ramón por su parte se sorprendió por el repentino afecto, si bien no le agradaban los abrazos, los de la rosada eran sus favoritos. Correspondió colocando su mano libre detrás de su espalda.
Al separarse compartieron una sonrisa.
-Yo... Te traje esto- comentó mostrándole un ramo de nubecitas, estaban envueltas en un papel transparente con un moño verde esmeralda.
-Oww Ramón, son hermosas- expresó enternecida mientras las miraba con detenimiento. -Te lo agradezco- se giró de huevo hacia la mesa, colocándolas en un florero qué estaba cerca.
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Tenías que ser tú
RomancePoppy Kendrick de 16 años, una joven alegre y optimista. Ramón Timberlake de 18 años, un chico inteligente y decidido. Ambos se conocen en la preparatoria y se enamoran uno del otro, pero por cosas del destino sus caminos se separaran. Años más tard...