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La puerta se abrió, llamando la atención de ambos. Ramón se separó de su padre para mirar en dirección a la entrada.

-Es importante que el señor Timberlake descanse, no puede hacer mucho esfuerzo por ahora- comentó el doctor.

-Entiendo- dijo Ramón mientras veía a su padre y una lagrima corría por su mejilla, tomó su mano una vez más.

John cerro los ojos y suspiró pesadamente, necesitaba descansar, pues sentía un fuerte dolor de cabeza.

Ramón salió de su habitación con una sonrisa, corriendo entre los pasillos hacia las escaleras pues no tenía tiempo de esperar el ascensor, quería contárselo a su abuela cuanto antes.

Al llegar a su hogar y darle la noticia el corazón de Rosiepuff saltó de alegría, ambos decidieron pasar la noche en el hospital, ya que por la mañana podrían hablar con John.

Unas horas después los rayos del sol incomodaron los ojos del pelinegro, quien fue el primero en despertar.

Miró a su abuela, la cual, en toda la noche no había soltado la mano de su hijo.

Decidió salir a comprar algo para desayunar, antes de que despertaran.

Sentía la emoción como un escalofrío en su piel, había pasado tanto tiempo desde la última vez que pudo hablar con su padre.

Una vez de regreso, subió con algunas bolsas en sus manos, al entrar de nuevo en la habitación su padre ya estaba despierto, se encontraba sentado en la cama, el aparato que usaba para respirar estaba a un lado, en una mesita, pues ya no le era necesario, a su costado, se encontraba Rosi, con los ojos aún hinchados, nadie podía creer que John por fin hubiera despertado.

-¿Cómo te sientes papá? -preguntó mientras dejaba las bolsas en la mesita.

-Hola campeón- habló débilmente. -Estoy bien, siento como si hubiera dormido durante mucho tiempo.

Ramón miró a Rosi, ambos se veían con duda y preocupación.

-¿Qué pasa? -preguntó John al ver sus rostros.

-¿No lo recuerdas? -cuestionó Ramón con inseguridad en su voz.

Timberlake negó con la cabeza.

-Estuviste en coma durante un mes- dijo la mayor.

John abrió los ojos con sorpresa, el dolor en su cabeza incrementó al igual que el sonido de su corazón acelerándose en aquella máquina.

-No, no lo entiendo, ¿un mes?, pero que me... -se detuvo al sentir una fuerte punzada, llevó sus manos a su cabeza mientras soltaba un quejido de dolor. Entonces los recuerdos regresaron a su mente. El cómo había sido secuestrado, golpeado e incluso torturado, no reconocía a los hombres que lo hicieron, sin embargo, sabía para quién trabajaban, lo que le habían hecho era una pequeña advertencia de lo que le pasaría si no pagaba a tiempo, pero aquella advertencia casi acababa con su vida, de no ser por una mujer que lo encontró tirado en el suelo, no habría sobrevivido.

-¿John, qué ocurre? -cuestionó su madre al verlo temblar, sus ojos reflejaban terror y comenzaba a sudar.

John dirigió su mirada a Ramón, el cual lo miraba con preocupación y miedo, la imagen de su hijo cuando era más pequeño vino a su mente, debía ser fuerte por él, debía ser fuerte por su familia.

Tomó aire y trató de tranquilizarse.

-¿Papá? -la voz temblorosa de Ramón lo atrajo de nuevo.

-L-lo siento, es solo que me duele mucho la cabeza

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora