Romacing Lady Debling

Capítulo 20: La hora del té

No era de extrañar que aquella mañana Penélope se despertara mucho antes de lo habitual. La expectativa de la prometida visita de Colin la mantenía en una mezcla de nervios y emoción que no había sentido en mucho tiempo. Apenas los primeros rayos de sol se filtraron por la ventana, llamó a su doncella y le pidió que preparara un baño. Quería estar impecable, sin una sola arruga en su vestido, cada mechón de cabello en su lugar, como si cada detalle reflejara la importancia de esa visita.

Se apresuró a vestirse con un cuidado especial, eligiendo un vestido en un tono suave que resaltara su piel; había empezado a incorporar nuevamente los vestidos que madame Delacroix confeccionó para ella, aquellos de tonos pasteles que hacían resaltar su piel, dejando poco a poco las vestimentas oscuras que llevaba por el luto de su marido; sin embargo, la visita de Colin Bridgerton le parecía una buena oportunidad para regresar a sus antiguos vestidos. Mientras su doncella le arreglaba el cabello, Penélope no podía evitar sonreír, aunque sabía que esa sonrisa podría delatarla, estaba llena de una esperanza renovada y al mismo tiempo consciente de que, aunque tratara de ocultarlo, su corazón estaba a la espera de algo más.

— ¿Rae? —se aventuró a llamarla mientras la joven doncella convertida en ama de llaves terminaba de colocar horquillas en su cabello trenzado.

— ¿Sí señora? —respondió.

—Debo pedirte que le digas a la cocinera que prepare más pasteles para la hora del té, quizá algo un poco más fuerte —explicó Penélope tratando de ocultar la amplia sonrisa que había en su rostro.

— ¿Espera a alguien? —preguntó Rae; era una mujer muy observadora y sabia reconocer a la perfección la sonrisa de su señora.

—El señor Bridgerton —respondió tratando de ocultarse de la mirada de su doncella— ha llegado desde Grecia, y ha prometido venir para la hora del té.

Rae no debió sorprenderse ante la información de Penélope, ni mucho menos cuando concluyó que era la presencia del señor Bridgerton quien provocaba esa sonrisa en el rostro de su señora. Los había visto antes, cuando Penélope aún era una debutante, y el encontraba momentos para conversar con ella a solas; incluso si eso ameritaba agradecerle con generosidad. Rae no se quejaba de eso en lo absoluto, tan solo mantenía una sonrisa amable en su rostro antes de abandonar al señor y a la señorita.

En algún momento, pensó que el interés de Colin hacia Penélope podría terminar en una propuesta de matrimonio. Pero, con el tiempo, la entrada de Lord Debling en sus vidas la tomó por sorpresa. A pesar de todo, si le preguntaran a Rae hoy, sin dudarlo, escogería al señor Colin Bridgerton.

—Le avisaré a la cocinera —respondió retrocediendo cuidadosamente mientras recogía su bandeja de herramientas de peinado.

...

El salón principal era un espacio que Penélope apenas usaba, reservándolo únicamente para las visitas de su madre y sus hermanas. En cambio, su refugio personal era el estudio, un rincón decorado a su gusto. Ahí podía sentirse libre y cómoda; en esa habitación los recuerdos no la perturbaban como en el resto de la casa, permitiéndole ser la Penélope de siempre. En su estudio, ya no era la viuda Debling, sino la mujer que aún amaba escribir sus panfletos y sumergirse en los incontables libros que había adquirido.

El reloj avanzaba lentamente, o al menos así le parecía a Penélope mientras organizaba y reorganizaba las flores sobre la mesa del salón. Los nervios iban creciendo en su pecho a medida que se acercaba la hora de la llegada de Colin.

Intentando despejar su mente, tomó un libro de la pequeña estantería cercana, aunque las palabras parecían bailar frente a sus ojos sin lograr concentrarse en ellas. Su mente volvía una y otra vez a los años anteriores, a aquellos momentos en los que, a pesar de la indiferencia de Colin, había encontrado mil maneras de estar cerca de él. Recordaba las miradas furtivas que le lanzaba cuando él no se daba cuenta, los bailes que habían compartido... los sueños que había alimentado en secreto, y ese beso.