Francesca Bridgerton se convirtió en la condesa de Kilmartin en la discreta y elegante ceremonia de su boda, celebrada en el salón de la casa de los Bridgerton la mañana de un martes. Rodeada únicamente de su familia más cercana y algunos amigos íntimos, la ocasión fue íntima y cargada de significado. La sencillez del evento contrastaba con la importancia del momento para Francesca, quien siempre había mantenido un perfil más reservado que el de sus hermanos. La ceremonia fue breve pero conmovedora. Cuando ambos pronunciaron sus votos, no hubo necesidad de grandes declaraciones; el silencio entre ellos decía más que las palabras. Había una conexión silenciosa y una profunda comprensión mutua, construida sobre la base de la pérdida, la amistad y el amor que había ido creciendo con el tiempo.
Y mientras todo transcurría en la completa calma y armonía, Colin disfrutaba de ver a su hermana feliz. Amaba que su familia estuviera reunida, y en ese instante comprendió la insistencia de su madre en que formara parte del gran día de Francesca. Los días anteriores los había vivido en sombras, con el dolor cargado sobre sus hombros como una penitencia constante, recordándole que la mujer que amaba, Penélope, no podía estar a su lado como antes. Pero ahora, por primera vez en muchos días, había sonreído genuinamente.
La boda había sido un respiro necesario, un momento de luz en medio de sus pensamientos oscuros. Francesca, con su tranquilidad y fortaleza, le había dado una lección sin proponérselo: la vida seguía, y con ella, las oportunidades de encontrar la felicidad.
Cuando la celebración llegó a su fin y solo quedó la familia reunida, Colin sintió el agotamiento del día empezar a pesarle. Decidió retirarse a su cuarto para descansar, no sin antes dar un último vistazo a la ventana, donde las luces de la casa aún brillaban. Había algo en el aire que lo tranquilizaba, una calma que hacía tiempo no experimentaba. Se despidió de sus hermanos y de su madre, y subió las escaleras hacia su habitación.
Una vez en su cuarto, la familiaridad de su espacio lo acogió. Se sentó en la cama y comenzó a desabrocharse el chaleco con movimientos lentos, aun procesando las emociones del día. Cuando terminó, se levantó y caminó hacia su escritorio. En un impulso repentino, abrió uno de los cajones, buscando algo que lo conectara con los pensamientos que llevaba semanas evitando. Allí, entre varios papeles, encontró algo que lo detuvo: una pequeña pila de cartas atadas de manera superficial con una cinta, que reconoció de inmediato.
Eran cartas de Penélope.
Colin se quedó quieto un momento, como si al tocar esas cartas pudiera desatar una tormenta de sentimientos que había estado intentando contener. Finalmente, con manos temblorosas, desató la cinta y comenzó a leer.
A medida que avanzaba en las cartas, una sensación extraña y reveladora comenzó a asentarse en él. Las palabras, la forma en que Penélope escribía, las ideas y los comentarios agudos, todo tenía un aire familiar, como si ya hubiera leído algo similar en otro lugar. No pudo ignorar las coincidencias entre las cartas y los escritos de Lady Whistledown, que había leído durante años.
El corazón de Colin comenzó a latir más rápido. Siguió leyendo, analizando cada palabra, hasta que finalmente todo encajó. Penélope era Lady Whistledown. La mujer que durante tanto tiempo había mantenido a la sociedad en vilo con su mordaz pluma, la misma que había compartido sus pensamientos más profundos con él, era la misma que había conquistado Londres con su ingenio y audacia.
Cerró los ojos un momento, tratando de procesar la magnitud de lo que acababa de descubrir. Ya no sentía rabia, ni traición. Al contrario, lo que experimentaba era una profunda admiración. Penélope había logrado algo increíble, algo que nadie habría imaginado de ella. Todo ese tiempo había ocultado su verdadera identidad, no por malicia, sino por protegerse a sí misma y a quienes amaba. Su inteligencia, su valentía, y su capacidad de mantener ese secreto durante tanto tiempo solo hacían que Colin se sintiera más orgulloso de ella. Y bajó ese sentimiento descanso profundamente
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Romacing Lady Debling
FanfictionColin Bridgerton no llega a tiempo al baile; mientras que Penélope Featherington se compromete con Lord Debling. ¿Qué ocurrirá ahora con una Penélope comprometida y un Colin que ha reconocido sus sentimientos por la menor de las Featherington?