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Traición

El encuentro siguió, y ambos hombres solo cruzaban miradas de vez en cuando.

No volvieron a dirigirse la palabra durante la noche y Yoongi decidió irse a su casa. Algo le decía que debía volver. Se lo había prometido a Selene y él siempre le cumplía.

Eran las 12 de la noche.

Se despidió de algunos compañeros en el camino al estacionamiento. Cuando Jimin lo vio marcharse le guiñó un ojo y giró su cuerpo. Yoongi bufó y siguió su camino.

Eso era todo, ese fue su reencuentro, y al parecer ya no tendrían razones para volver a verse.

Antes de subir al auto pudo notar a un tipo que lo observaba con una mirada llena de ira desde una camioneta cercana, no le dio importancia. "Seguramente está esperando a alguien" pensó. Pero no alcanzó a arrancar cuando unos golpes en la ventana le hicieron bajar el vidrio.

— Toma — Jungkook extendió una tarjeta dorada con letras negras.

Yoongi lo miró confundido, tomó la tarjeta y leyó. Su mirada subió rápidamente a los ojos de su amigo quien lo analizaba con curiosidad, esperando que dijera algo.

— ¿Y? ¿No dirás nada gato?

— ¿Por qué me das esto? — Yoongi estaba aún más confundido.

— Jimin personalmente me pidió que te la diera. Hablamos un rato y le dije que somos amigos y que tenemos todas sus revis-

— ¿¡Le dijiste eso!? — Yoongi espetó alzando las manos — ¿Acaso eres estúpido Jungkook? Ahora pensará que nunca lo olvidé o que tengo algún tipo de obsesión con él. ¡Tengo una esposa sabes! Y nunca le sería infiel. ¡Tú sabes eso maldita sea!

Yoongi estaba enojado, no podía creer la bocota de su amigo, ¡él le dijo a Jimin que veían sus revistas! No, esto no podía estar pasando.

Jungkook lo miraba, mientras imaginaba que en cualquier momento le saldría fuego de los ojos, intentaba no reírse, pero la verdad era que todo esto le hacía demasiada gracia.

— Mira gato del demonio. ¡El chico no pensó nada de eso! Así que deja de gritarme como un loco si no quieres que yo mismo te cierre la boca de un golpe. — Jungkook estaba serio y mirándolo fijamente — Él solo dijo que te la diera igual cómo le dio una cada maldita persona en este lugar imbécil.

Jungkook lo miró por última vez, antes de girar y volver al salón.

Yoongi ojeó la tarjeta por última vez antes de guardarla en su cartera, al igual que el resto de las que recolectó esa noche. Respiró profundo y encendió el auto. Sin duda necesitaba llegar a su casa.

Condujo en calma por las calles de la ciudad, hasta llegar a su destino.

El lugar estaba completamente en silencio.

Ya casi eran las 1 de la madrugada.

Entró sin hacer ningún tipo de ruido ya que sus hijos seguramente dormían y no quería despertarlos.

Tomó un vaso de agua en la cocina y se dirigió al dormitorio principal.

— Cariño ya estoy aquí — susurró.

No hubo ninguna respuesta.

— Mi vida, ¿estás dormida? — Musitó mientras llegaba a la cama y encendía la luz del velador.

Grande fue su sorpresa al darse cuenta de que Selene no estaba ahí. La cama estaba perfectamente estirada y las puertas del armario estaban abiertas.

Yoongi sintió que su corazón se detuvo.

Siempre fuiste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora