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Sábado

Yoongi caminaba por su habitación, su mente era un torbellino de pensamientos y emociones. La luz tenue de la lámpara de su escritorio proyectaba sombras en las paredes, haciendo que su rostro pareciera aún más pálido. Su cabello negro estaba despeinado, como si hubiera pasado horas revolviéndolo con sus manos. Efectivamente así había sido.

Se detuvo frente a la foto de él y Jimin tomada en el concierto de The Rose. La sonrisa de Jimin parecía burlarse de él ahora. ¿Qué clase de venganza era esta? ¿Por qué no contesta sus llamadas? La foto mostraba a los dos abrazados, sonriendo frente al escenario, con la banda tocando a sus espaldas. Yoongi recordó el día que la tomaron, cómo Jimin se había reído de su torpeza al no poder grabar y cantar al mismo tiempo.

Su cuerpo se sentía tenso y ansioso, pero su mente estaba pensando en la relación a largo plazo y la posible pérdida en el futuro. Se acordó de las noches que pasaron hablando por mensajes hasta el amanecer, de las risas y las lágrimas compartidas.

Yoongi se dejó caer en la cama, enterrando el rostro en sus manos. — ¿Por qué te fuiste, Jimin? — se preguntó en voz alta. — ¿Dónde te metiste todo el día?

Se levantó y comenzó a caminar de nuevo, intentando una vez más que su novio respondiera su llamada, pero, al igual que el resto del día, solo fue dirigido al buzón de voz.

— ¡Mierda, Jimin!

La habitación parecía cerrarse sobre él, como si las paredes se estuvieran acercando. Yoongi necesitaba salir, necesitaba hacer algo. La frustración y la desesperación se apoderaban de cada fibra de su ser.

La oscuridad de la noche parecía tragárselo vivo, y Yoongi se sentía perdido en ella.

Yoongi sabía que Jimin se sentiría herido por su silencio, ¡él solo quería protegerlo! Pero Jimin mal interpretó todo y ahora estaba con el recién llegado haciendo quizás qué, quien sabe dónde.

Confiaba en que todo se arreglaría al día siguiente en el almuerzo con los padres de Jimin. Le llevaría un ramo de girasoles, su flor favorita, para hacer las paces.

La ironía es que Yoongi creía que su silencio era la mejor opción para mantener a Jimin a su lado y que él entendería sus intenciones, pero no se imaginó que Jimin tenía otros planes para su relación.

Jimin sale de la ducha, con una toalla envolviendo su cintura, y otra en sus manos secando su cabello

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Jimin sale de la ducha, con una toalla envolviendo su cintura, y otra en sus manos secando su cabello. Una ducha tibia era todo lo que necesitaba para este nuevo día.

Enciende el reproductor y su música favorita comienza a sonar, creando un grato ambiente en su habitación. Con sutileza comienza a esparcir crema a por sus piernas mientras tararea una canción, pero se detiene al escuchar la voz de su madre que grita desde la parte baja de la casa.

— ¡Jimin! ¿Ya viene Yoongi?

¿Yoongi?... Mierda, había olvidado por completo el almuerzo.

Siente un golpe de culpa en su pecho, al recordar sus planes con Tae para esa tarde.

Siempre fuiste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora