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Mimi

Viernes.

Tres días han pasado desde aquello que Yoongi no sabe cómo catalogar.

Despertó temprano, sintiendo una mezcla de ansiedad y nerviosismo, a estas alturas ya era normal para él sentirse así cada día.

Lo que pasó aún lo estaba afectando, y no podía sacudirse la sensación de que algo estaba mal.

Se dirigió al baño, mientras refregaba sus ojos somnolientos a causa de la falta de descanso. Sus músculos estaban tensos, al igual que su mandíbula, tanto así que lo hacía gruñir de molestia.

Yoongi se miró en el espejo del baño, observando su reflejo con ojos críticos. Su rostro parecía cansado, con ojeras oscuras y profundas. Su piel estaba pálida y tensa, reflejando la ansiedad que lo estaba consumiendo.

Lavó su rostro con agua fría, intentando despertarse y sacudirse la sensación de agotamiento. Pero incluso el agua fresca no pudo eliminar la tensión que se había acumulado en su cuerpo.

Masajeó su mandíbula, intentando relajar los músculos tensos. Pero su mente seguía funcionando a toda velocidad, repasando lo vivido y la sensación de culpa que lo había invadido.

— ¿Qué mierda me está pasando? — se preguntó, mirándose en el espejo.

No tenía respuestas.

Sabía que, desde aquella noche, nada había vuelto a ser igual. Su relación con Jimin se había vuelto extraña, y él no sabía cómo arreglarlo.

La incertidumbre lo estaba consumiendo, y no sabía cómo encontrar la salida.

Yoongi comenzó a caminar por los pasillos de la escuela sin prestar atención a su entorno, su cuerpo estaba en automático mientras su mente estaba sumergida en un caos de ansiedad e inquietud.

La pesadilla, como decidió llamarla, seguía resonando en su cabeza, y no podía sacudirse la sensación de culpa y arrepentimiento.

En su nuevo futuro había traicionado a Jimin de la peor manera, fue infiel y perdió al amor de su vida.

En su nuevo futuro, tampoco podrían estar juntos.

Se detuvo en frente de su casillero, mirando fijamente la combinación sin registrar nada.

— ¿Estás bien? —, un curioso Jungkook se acercó a él.

Yoongi se sobresaltó, saliendo de su ensimismamiento — Sí, estoy bien — mintió.

Jungkook lo miró escéptico —. ¿Seguro? Estás muy ausente estos últimos días.

Yoongi se encogió de hombros, queriendo restarles importancia a las palabras de su amigo —. Solo tengo mucho en qué pensar.

En ese momento, Jimin se acercó a ellos, sonriendo radiante y entusiasmado. Alegre, aunque con un toque de inseguridad.

— ¡Hola, chicos! — Saludó a ambos pelinegros sacudiendo su mano en el aire, ocultando el miedo que crecía en su interior.

Yoongi intentó sonreír, pero solo logró una media sonrisa.

— Hola, amor —, Jimin susurró con voz tierna, intentando dejar un casto beso en los labios contrarios.

Min inhaló con fuerza, necesitaba ocultar su incomodidad.

— Hola — fue lo único que atinó a decir.

Jimin rápidamente bajo su mirada. Sintió su corazón estrujarse, otra vez Yoongi actuaba extraño con él. Otra vez, al igual que los últimos tres días, Yoongi evitó sus muestras de afecto.

Siempre fuiste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora