Todos somos débiles a algo o alguien, incluso el chico malo de la institución, Jeon Jungkook, quien es un claro ejemplo de ello. Su debilidad tiene nombre y apellido, además de tener la sonrisa más hermosa, su nombre es Kim Taehyung, y esta es la hi...
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Era el quinto día del intercolegial, y el bullicio en el colegio Sejong era palpable. El ambiente estaba cargado de emoción y adrenalina mientras los estudiantes se preparaban para las últimas competiciones.
Sejong había llegado a la final en básquetbol, danza y voleibol, lo que elevaba la tensión y el entusiasmo a niveles sin precedentes.
Después de un día ajetreado y agotador, Jungkook y Taehyung se dirigieron juntos hacia la casa de Taehyung. El sol comenzaba a ponerse, bañando la ciudad en un cálido resplandor dorado.
Al llegar, la madre de Taehyung los recibió con una sonrisa cálida y una hospitalidad natural. Ella ya estaba acostumbrada a las visitas de Jungkook, pero siempre apreciaba la compañía de sus amigos.
—¡Bienvenidos, chicos! —dijo con entusiasmo, abriendo la puerta con una sonrisa.
Taehyung asintió, mientras Jungkook se limitaba a sonreír con timidez, claramente un poco nervioso. Taehyung se dirigió a su madre con una expresión decidida.
—Mamá, quería decirte que hoy cenaré en casa de Jungkook. Me invitó para conocer a sus padres —dijo Taehyung, tratando de sonar casual, aunque había una ligera inquietud en su voz.
La madre de Taehyung asintió comprensivamente. Ella sabía que la relación entre Taehyung y Jungkook había evolucionado de una forma inesperada, pero también notaba la genuina preocupación y el interés de ambos jóvenes.
—Está bien, cariño. —Ella le dio un abrazo afectuoso a su hijo—. Espero que lo pases bien.
Una vez que Taehyung le avisó a su madre y se despidió de ella, él y Jungkook subieron las escaleras hacia la habitación de Taehyung.
La habitación estaba llena de los típicos accesorios de un adolescente, con pósters de artístas y una gran colección de peluches de todo tipo. Jungkook se acomodó en la cama de Taehyung, inmerso en su móvil, jugando videojuegos para pasar el tiempo mientras el castaño se preparaba.
Taehyung se encerró en el baño por unos minutos, y cuando salió, llevaba puesta una camisa blanca con adornos y unos pantalones oscuros que resaltaban su figura. Su cabello estaba cuidadosamente arreglado y sus movimientos estaban marcados por una mezcla de nerviosismo y expectativa. Se plantó frente a Jungkook, cruzándose de brazos y mirando al chico que permanecía en la cama.
—¿Cómo me veo? —preguntó Taehyung, su voz ligeramente titubeante. La duda en sus ojos era evidente mientras se observaba en el espejo.
Jungkook, en lugar de responder de inmediato, se quedó mirando a Taehyung, completamente absorto en su belleza. La luz de la habitación resaltaba cada detalle de su apariencia, y Jungkook no pudo evitar quedar fascinado.
El momento parecía detenerse mientras los ojos de Jungkook se fijaban en Taehyung, sin poder apartar la vista.
El silencio se volvió incómodo, y Taehyung, notando que Jungkook no decía nada, alzó la cabeza para mirarlo. Su expresión cambió rápidamente a una mueca de frustración y desánimo.
