Hasta que sea no [ANDREIL]

Ajuste de cuentas

Trigger Warning: Violencia explícita, chantaje y amenazas. Missgender intencionado. Sexo explícito. Frotting y cum eating.

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Neil estaba apoyado contra la pared. Tenía un cigarrillo encendido en la mano, pero no lo fumaba. Dejaba que el humo escapase entre sus dedos, le acariciase el dorso de la mano y se enroscase alrededor de su antebrazo antes de inhalar profundamente con los ojos cerrados. Era uno de los últimos que le quedaban a Andrew (es sorprendente la cantidad de tabaco que se puede acumular en una casa cuando se es fumador empedernido) y, aunque estos no los había tirado como el otro paquete, Neil sabía que iba a tener poquísimas oportunidades a partir de ahora de hacer esto. No porque Andrew fuese a prohibírselo, sino porque él prefería no hacerle más complicado el proceso de lo que ya le estaba resultado. Le había visto pasar el síndrome de abstinencia demasiadas veces como para forzarle a verlo encender un cigarrillo sólo por nostalgia.

El aparcamiento estaba prácticamente vacío. El coche de Andrew no estaba aparcado allí. La urbanización no tenía conexión peatonal directa con el enorme hipermercado que la abastecía, por lo que ambos, ataviados con pantalones cortos y una sudadera sin mangas y con capucha, de color negro, habían atravesado un par de carreteras poco concurridas y atrochado campo a través para llegar caminando.

Las noches habían empezado a acortarse hacía más de un mes, pero las farolas todavía no habían sido sincronizadas, por lo que el aparcamiento estaba prácticamente a oscuras. Era imposible que la cámara que vigilaba el acceso de entrada peatonal viese a Neil desde donde estaba. Tampoco la que cubría las plazas de aparcamiento mientras no se moviese y no lo haría hasta que no llegase Andrew, que había afirmado ser capaz de acercarse a ella sin ser captado en las imágenes para inutilizarla.

Habían empezado a trazar el plan unos días antes. En sus salidas a correr por las mañanas seguían pasando por delante de la casa de los Stevenson. Y ambos seguían reduciendo de manera ostensible el ritmo al hacerlo, agudizando el oído y la vista para atisbar el interior. Eso les había permitido descubrir que, si modificaban su horario para no salir tan temprano, sorprendían casi a diario situaciones violentas verbales en aquella casa. Neil solía buscar a su alrededor en busca de las ventanas de las casas vecinas, que probablemente oyesen algún ruido, para ver si a alguien más le preocupaba la situación. O, al menos, aunque él no era partidario de ello, llamaban a la policía, pero nunca parecía haber nadie escandalizado por los exabruptos del señor Stevenson ni por los quedos sollozos de su mujer. Salvo, como había recordado Andrew, el día que ellos habían intervenido.

La ausencia de Dan, Jeremy, Kevin y Jean les había proporcionado la ventana de actuación perfecta. Que Andrew fuese el encargado de las compras en casa les había permitido dilucidar el mejor momento para actuar. Neil le había advertido a Andrew que sería su última actuación como 'superhéroes', pero este ni siquiera había apartado los ojos del televisor. Y se preguntaba si él mismo sería capaz de quedarse quieto la siguiente vez, sabiendo que el mundo estaba lleno de injusticias similares, hasta que se dio cuenta de que, quizá, sólo era porque tenía que ver con Dan.

Apagó el cigarrillo al escuchar las prácticamente silenciosas pisadas de las botas de Andrew, aplastándolo contra el suelo con su zapatilla. Andrew llevaba una raqueta de exy de portero del máximo peso permitido, demasiado larga para su estatura.

—Solo uno.

—Sólo uno —asintió Andrew, clavando el palo en el suelo.

Los dos se quedaron en silencio hasta que vieron el coche de Stevenson entrar al aparcamiento. Él no podría verlos salvo que se fijase con detenimiento. No lo hizo ni cuando apagó las luces y el motor ni cuando se bajó del coche. Ni mientras miraba el teléfono móvil, con la pantalla deslumbrándole el rostro, al acercarse a donde estaban.