𝟎𝟎𝟖| ୨ৎ

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— Y bien, ¿Dónde está tu madre?–. Preguntó John, el silencio estaba muy presente en la cena.

Si, porque me había quedado gracias a amor, quien me invitó a cenar junto a sus padres, ella toda linda conmigo, y también su madre, la señora Analía, por que su padre ni palabra alguna hasta ahora.

— Mmm, ella se encuentra en Alemania–. Musite.

— Wow–. Lo ví sorprenderse.– ¿A qué se dedica?.

— Emm...–. Mire a mi costado, viendo a amor y ella por debajo de la mesa apretó mi mano, dándome confianza a responderle.– mi madre vende frutas en el mercado.

— ¿Frutas?–. Enarco una ceja.– ¿Y como así carolina se junto contigo?, quiero decir, la conozco, ella con gente que no es de su clase no se junta.

— Papá–. Dijo amor un poco apenada.

— Lo siento, pero es cierto.

— No lo es y bien lo sabes, papá, ¿Podrías hacer el favor de no hacer sentir mal a bill?.

— ¿Te sientes mal?–. Preguntó otra vez, no sabía que responder, mi mirada solo se encontraba ahora en el plato, la mirada de el señor John era intimidante.

— No–. Respondí.– no porque no me avergüenzo de que mi madre se dedique a eso, se que gente como yo es sorprende verla juntar con gente de alto reconocimiento, o verme con una hija de un señor reconocido.

— Oh, vaya...que sabio.

— ¿Quieres madurar ya?–. Dijo Analía, simplemente se veía aturdida.– por primera vez un compañero de nuestra hija se queda a cenar con nosotros y tú sales con tus palabras y mal habla, ¿Es enserio John?.

— Vamos mi amor, solo es por molestar–. Se echó a reír, pero nadie vió la gracia.– ¿Verdad bill?.

— Sí–. Fingí reírme también, limpiandome con el pequeño trapo a un lado de mis manos.– muchas gracias, yo...debo irme.

— ¿Tan pronto?.

— Sí, señora ana, muchas gracias por la cena.

— Aguarda bill–. Amor me cogió de mi antebrazo y yo la miré, realmente nervioso.– ¿No te quedarás a comer un poco de postre?.

— Verás–. Rasque mi nuca, quería decir que no, pero simplemente no podía porque horas antes la había visto hacer el dicho postre con mucho esfuerzo, y que mayor de este quedé porque solo se probó por tres personas suena muy mal.

— ¿Qué dices?.

— Está bien–. Sonreí a media, incluso quería lavar mi plato, porque realmente debería por más de que amor me había convencido que me quedara a cenar, yo lo veía de esa manera.

— Entonces espera aquí.

— No–. La interrumpí.– estaré afuera, amm...necesito tomar un poco de aire.

— Genial–. Sonrió.– te alcanzo ahora.

Asentí y acomode la silla en la que me encontraba sentado minutos antes, sin mirar a su padre y su madre salí caminando lento de esa casa, si digo la verdad, realmente me sentía mal, sentía que a su padre no le agradaba, y el hecho de eso supongo que era por mi clase baja, si, no tengo tanta plata como ellos y mi vestimenta no es igual.

Y si lo pienso, tal vez cuando muera voy hacer comido por gusanos bajo tierra, porque ni en una caja podrían meterme, no hay plata, y por otro lado puedo asegurar que el papá de amor estaría en una caja de diamantes.

Pero yo estoy conforme, no necesito cambiar para agradarle a alguien, ni por dinero, el dinero no lo compra todo, ¿Y la clase para que?, si uno es educado desde casa.

Cuando menos se de cuenta un día estará perdiendo a la mejor mujer que tiene a su lado, como...bueno, yo no tengo mujer, pero yo digo que el dinero incluso no compra al amor.

Si yo tuviese de mujer a amor, por mi lado ella no movería ni un plato en la casa, yo cocinaría para ella, lavaría los platos, asearía la casa y haría las compras, al tener hijos los llevaría a la escuela, luego al colegio y por último a la universidad, y eso si, a pata porque para el bus no hay.

— Oye pensador, ¿Cojeras tu postre?.

Alce la mirada, y allí estaba, la chica en la que he pensando varias semanas...es inevitable no pensar en ella y ahora que lo recuerdo, ¿Iba a confesarme?.

— Gracias–. Cogí los dos platos pequeños, ella cargaba tres, una gran pulpo.– ¿Por qué dos para mí?.

— El otro es para tu compañero, el tipo de la pesca, bastián.

— Se sentirá feliz.

— Sentémonos–. Propuso, y nos sentamos en la escaleras, cuál subías y luego tocaba su puerta.– ¿No te sientes aburrido?.

— Mucho, ¿Y...tus padres?.

— Discutiendo, mi madre se ha enterado que la engaño con Marilyn Monroe–. Se escuchó su sarcasmo.

— ¿Con Marilyn?–. Me reí.

— Obvio–. Volcó los ojos.– claro que no, Marilyn ya hace descansando en paz, el la ha engañado con una señora de cortos vestidos y de lindas curvas.

— ¿Estás molesta?, tú madre debe sentirse terrible.

— Pues como no estarlo, mi madre siempre es una ama de casa que siempre le tiene la comida preparada cada que viene del trabajo y cada que se va–. Ella bajo la mirada y luego volvió a alzar la.– incluso a veces ella lo espera en el sillón hasta quedarse dormida, lo admito, muchas veces tuve que decirle que vaya a descansar, y yo me quedaba esperándolo, me preocupaba, el no llegaba y al día siguiente le decía a mi madre que el llegó poco después de que ella se fuera a descansar y salió temprano de casa.

— ¿Le mientes?.

— Es lo único, y toca, no quería verla llorando...pues ella tenía sus dudas, ahora es la segunda vez que lo confirma, y no lo se, ella sigue metida allí, pero mi miedo es que algo entre ellos acabe.

— Entiendo, ¿Tienes miedo de que tus padres se separen?.

— No, tengo miedo que mi madre me lleve con ella a Italia, nunca volveríamos a pisar California.

— ¿Hablas enserio?–. Y yo tampoco pude evitar sentir miedo.

— Si pero, yo pisaría Alemania, así que no tengo tanto miedo...podría volver a verte.

— Mira, siento que algo sucede contigo, no es malo...pero parece que siempre estás aburrida, o algo parecido en tus palabras.

— Yo tampoco se que sucede, tal vez es, ¿La diversión absoluta que nunca he tenido? O, ¿Ser libre?.

— Puedes ser libre de la manera en la que te lo propongas, diviértete, te lo he dicho varias veces, escápate de tu casa...pero eso sí, no hacer cosas malas, no acabar la confianza que se tiene entre familia, súbete al techo y admira la noche, simplemente diviértete.

— ¿Divertirme?, no entiendo como puedes hacer que la perspectiva de otra persona cambie a uno perfecto.

— Vamos amor, ¿Acaso no lo entiendes?, somos adolescentes y hay que disfrutar de todo lo que se nos proponga, ¡Los chicos y las chicas solo quieren divertirse!.

— Ay bill, te quiero tanto–. Ella se acercó y yo estaba temblando, me abrazado bien fuerte, a veces creía que con su madre ella podría tener la suficiente confianza. Pero a veces ella necesita palabras de verdad.

— Amm–. La abracé de la misma manera.– amor...quería decirte algo.

— ¿Si?–. Dijo sin soltarme.

— Me gustas mucho–. Y fue lo único que salió de mis labios, mínimo y lo intentaba, no tenía que ser un cobarde, además, mi madre me había deseado suerte.

Entonces fue cuando ella se separó y me miró, temia lo peor, pero ella viro de un lado a otro, luego se acercó y nuestros labios se juntaron, habría sido la segunda vez que nos besábamos, esta vez no fui tan torpe, y como pude, le devore la boca.

— También me gustas mucho, bill.

Amor en la feria| Bill Kaulitz- EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora