Amor en la feria| Bill Kaulitz- EN EDICIÓN.

𝟎𝟏𝟕| ୨ৎ

Narrador;

Ha pasado 2 rápidas semanas, bill asistiendo al instituto y cumpliendo las tareas, mientras tanto, amor estando virtualmente...por qué, así lo quiso Jhon.

Todo normal, si se puede decir así, o...vamos diciendo la verdad, Jhon comenzó a beber alcohol dentro de casa y frente a su hija y esposa, para amor no era nada sorprendente, es por qué ya no le sorprendía ni interesaba lo que hacía su padre.

Bueno, había cogido un poco, o mucho odio hacia el, aunque sabía internamente que no lo odiaba a él, si no a su forma de ser.

Su madre por otra lado comenzó a fumar, era tan extraño para carolina, Analía dijo que nunca lo haría, pero lleva dos semanas haciéndolo y sin importarle, ese es su desayuno, ese es su almuerzo, y dos cigarros más su merienda.

Jhon tuvo algunos problemas con su empresa, es que era claro que el vendía carros de marca reconocida, pero aún así el tenía un jefe ¿No?, por qué el emprendimiento no era de él, el es un trabajador y reconocido exactamente por cumplir su trabajo, y arreglos de muchas personas. Así que exactamente no era "Su empresa".

Por otro lado, bill, el inocente bill sin saber nada o algo al respecto, llamaba a amor para saludarla y preguntarle cómo estaba, si había comido o si comía, y por cierto, que la extrañaba demasiado.

Amor quiso irse junto a analía, pero ella se negó...se habia vuelto un poco loca también, asi que amor no consiguió irse, porqué decía que si no se iba con su madre, entonces se quedaba y aguantaba.

Y como se sabe, lo que le gustaba a ella era deslizarse por los filos de las escaleras, así que eso hizo.

— ¡Otra vez carolina!, cuantas veces te lo he dicho–. Analía negó soltando un suspiro.

— Meh, no me voy a morir por bajarme de esa manera–. Amor camino hasta la mesa, con pereza y alzando los hombros, iba tan mechuda.

— Estamos aquí media hora esperándote, ¿Por qué no bajabas?–. Habló su padre.

— ¿Te importa?, estaba durmiendo.

— ¿A sí?, supuestamente durmiendo, no me creas tonto carolina...se que ayer te subiste al techo y te quedaste allí arriba.

— Oh–. Se carcajeó mientras masticaba su tostada con mermelada.– no era yo, se acerca Halloween, las brujas vendran por tí.

— Ha, brujas, ¿Qué hacías allá arriba?.

— Mira, ¿Quieres dejarme comer tranquila?–. Lo miró.– gracias Jhon.

— Okay, ¿Qué te hecho para que me hables así? Carolina...tú no eres así conmigo, mírame, soy papá, papá Jhon.

— ¿Lo estás escuchando mamá?, que ridículo...respóndele quieres, por favor.

— Te está haciendo una pregunta a ti, eres tú la que debe responder–. La miró de reojo mientras colocaba mantequilla con el cuchillo al pan.

— Bien–. Dejo su tostada y respiro hondo, es que si quiera quería estar en esos tiros con su propio padre.– me golpeaste, lo hiciste y me dejaste marcas solo por golpear a la estúpida hija de tu jefe que tocó a mí novio, y tú te atreviste a llamarlo basura.

— Lo siento, en serio, lo pensé y se que estube muy mal en golpearte, no era mi intención hacerlo, te lo juro hija...un señor más mayor que yo habló conmigo, y me hizo recapacitar y darme cuenta de que estaba bien mal.

— ¿Sabes?, no te creo, no soy esposa tuya.

— Amor, por favor...si no termino con tu padre es por ti, tu eres la razón, aún eres joven y se que querrás verlo y querer abrazarlo.

— Por favor mamá, tu puedes ser por solo un rato la mejor y todo, pero admítelo, cuando quieres pensar en mi lo haces, siempre eres tú y Jhon, Analía y Jhon.

— No es cierto carolina, he sido siempre buena contigo.

— Si, de acuerdo, lo has sido y te lo agradezco muchísimo mamá...pero incluso tus actitudes suelen cambiar tan de repente, y te conviertes en una versión de mi padre femenina.

— Carolina, escúchame...pero préstame atención, realmente lo pensé, no quiero estar peleado de esta manera contigo, eres mi hija y yo soy tu padre, y si...tenías, tienes y tendrás siempre la razón, solo me he interesado en el dinero, no me he fijado en el chico que tienes como ahora novio, lo lamento de verdad.

Amor presto atención a las palabras de su padre, ¿Le hacía caso y lo perdonaba como lo hace su madre?, o simplemente se levanta y se va a su cuarto.

— Labia–. Soltó.

— Perdóname, mira...incluso me disculpare con bill, lo haré...pero por ahora no, te prometo que lo haré, solo necesito un tiempo, por qué he sido tan malo.

— Que bueno que te vas dando cuenta, por qué lo has hecho sentir mal.

— ¿Entonces?.

— De acuerdo papá...entonces, si te perdonó, pero con una condición, no vuelvas en tu vida a alzarme la mano, otra, no vuelvas a ponerle cuernos a mi madre, no fumes y no bebas alcohol, deja tu interés por cuanto ingresas en tus bolsillos...y deja de menospreciar a bill.

— Genial, te lo prometo, realmente te has pasado...pero debo realmente disculparme incluso con tu madre, si he sido un, pequeño mounstro... supongo.

— Vale, ¿Y?, que dices mamá.

— Eh, bueno...estamos arreglados de una manera tan rápida eh, dejaré el cigarro, Carolina.

— Bien–. Asintió.– todo se puede solucionar, creo...además, quería pedirles algo.

— ¿Mmh?, ¿Qué es carolina?.

— Mira papá...quería que, bueno, emm, dieras de favor para comprar un boleto, ¿Eh, que dices?.

— ¿Y a dónde te vas?.

— Es que no es para mi...verás–. Rasco su nuca.– es para, eh...bastián.

— ¿Bastián?, pero quien es el–. Dijo Analía, cruzándose de brazos.– ¿Bill sabe de el?.

— Es que el es, su amigo...y, en noviembre se van, ¿Saben?, irán a Alemania y pues, quería que me ayudasen a completar una plata que llevo guardando, para que los dos puedan irse y ver a...Simone.

— ¿Simone?.

— Si papá, así se llama la mamá de bill y, bill se muere por verla, entonces yo quería darle esa plata para que la guarde y puedan irse tranquilamente en un avión, y así su madre no gastará la cena en ellos.

— Vale, vale...si es así, y como he cambiado de parecer, ¿Cuántos quieres?.

— Solo quiero cien dólares, para completar los...tres mil millones.

— ¿¡Qué!?.

— Ay bueno, si he reunido mucho eh.