𝟎𝟏𝟑| ୨ৎ

40 9 10
                                    

— Bill, por favor abre la puerta...¿Si?–. Decía amor poco arrimada a la puerta de la casa de bill.

Está cuando lo vio corriendo fue al garaje apresuradamente y trepó en su coche, siguiéndolo, pero este fue más astuto y se perdió de vista...aún así, amor logro llegar a la dirección, supo donde vivía.

— ¡Vete de aquí, no quiero saber mas de ti...te has besado con otro hombre!–. Exclamó bill sollozando detrás de la puerta, incluso teniendo las cortinas sin vista a que vean dentro.

— Por favor bill...necesito hablar contigo, abre.

— ¡Largate!.

— Bill, lo siento, sal ahora necesito hablar contigo.

El gran silencio se hizo presente, pero poco después, en unos segundos bill se limitó a abrir la puerta con los ojos extremadamente rojos de las lágrimas que había botado, este tenía expresión triste.

— Escuchame bill...

— ¡Vete de una vez!–. Alzó la vista y por el enojo sin querer tiro la bandeja en la que amor traía comida para el, tal comida se esparció en el suelo.– ¡Y vete con tu asquerosa comida también, cocinas terrible, nunca quiero volver a comer tu estúpida comida ni ver tu estúpida cara, solo vete!–. Y así nuevamente cerró la puerta de un solo golpe, volviendo a sollozar.

Amor se ahogo por un momento con el aire que quería botar, sin razón se le había hecho un nudo en la garganta, un gato paso justo por allí...amor lo miró, llamándolo para que comiera lo poco que quedó en la bandeja, mínimo este no le diría que su comida era terrible.

— Está bien amor, tranquila–. Exhaló aire.

Cerca de ese lugar había una roca, que vendría siendo también como un asiento, cogió al gato entre sus brazos y llevo con ella la bandeja, sentándose ahí y observando al gato comer, pensando en que hacer para que bill la perdone.

— ¿Si lo escuchaste verdad?–. Le preguntó con un hilo de voz al gato color naranja.– ha dicho que mi comida es terrible, ¿Lo es?.

Espero respuesta y luego suspiro, sabiendo que no iba a tener ninguna, ni siquiera un maullido...así que se levantó y se enojo internamente ella misma.

Camino rápido hacia la puerta, apretando su puño de lado izquierdo, decidida a que eso se tenía que arreglar sí o sí, ni al mes habían llegado y ya estarían terminando, no lo iba a permitir.

— ¡Abre la puerta ahora!–. Exclamó mientras golpeaba fuerte.– ¡Muévete!.

— ¡Te dije que te largaras!...¡No quiero saber de ti ni quién fuiste!, nada, más bien...¡Me olvidaré hasta de tu nombre!.

— Vamos bill, ¡Abre de una maldita vez la desgraciada puerta!, carajo.

— ¡No lo haré!, vete, vete, llamaré a bastián.

— Llámalo para que este presente, si no sales de alguna manera destruyó tú casa.

— ¡No lo harás!.

— Tienes tres segundos para pensarlo, porque si no yo mismo andaré en una volqueta para que tú casa quede hecha polvo–. Si algo hacía amor, era hablar, pero con la mentira por ahí, claramente solo era una excusa, no era capaz de arruinarle más el corazón.

Más de tres segundos pasaron, pero amor los dejo pasar pacientemente peinando su cabello con sus dedos y caminando de un lado a otro, bill abrió la puerta y permitió que amor pasará. Está se quedó callada y lo observó bien, estaba hasta muy rojo de lo enojado que se encontraba y de lo fuerte que exclamaba.

— Si vas a hablar hazlo ahora, infiel–. La miró de reojo, sonando la nariz y queriendo volver a llorar, caminando hacia su cuarto.

— De acuerdo–. Tragó saliva y busco las palabras adecuadas, siguiendo su paso y viendo todo por los costados, hasta en la cama que dormía el, ella se sentó cerca de el, ya que este se había echado boca abajo.– pero por favor escúchame.

— Habla ahora o lárgate.

— Ok, yo...a ver, mira bill yo realmente–. Se calló y luego volvió a hablar.– amm bien, no pienses que fue una cena la que tuve con el tipo que me viste.

— ¿Tú nuevo novio?.

— ¡Por supuesto que no!, escuchame, mi padre me dijo que debía tratar con el por negocios, bien, si yo le agradaba al tipo se sabía que este le diría a su padre que le de trabajo al mio...entonces acepte, porque si lo hacía yo podría salir.

— Y tú aceptaste porque quieres salir–. Se sentó mirandola con expresión enojada.– ¡Solo por salir!.

— Pero bill–. Negó.– si lo hacía podría salir contigo un mes entero.

— ¡Tú me estás mintiendo, el beso que!, ¿Acaso también era parte del negocio, ¡Dime!.

— No grites.

— No, ¿Quién está gritando?, yo estoy hablando normal–. La cogió de las muñecas trepando encima de ella.– dime ahora, ¡Por qué lo besaste!.

— Tenía que hacerlo, si le decía que no, era como ya no salir contigo... perdóname, ahora ya tengo el permiso juro que me dio asco.

— ¡Dime la verdad!.

— No me grites, y ahora suéltame, te estoy diciendo la maldita verdad–. Trato de  hacer que bill quitará su manos, pero este comenzaba a tener una risa burlona.

— Juramelo por John.

— Bill...–. Lo miró.– te lo juro por mi vida.

— Por tu padre, jura por el.

— Está bien, te juro...por mi padre que me dio asco el beso.

— Ahora besame a mi–. Le pidió.

— Suéltame primero, bill, me estás apretando fuerte–. Se quejó.

— Y más fuerte será si no besas–. Enarcó una ceja.

No le quedaba de otra, igual, ella también quería besarlo, así que como se sabe...amor lo beso como pudo, y el pelinegro correspondió inmediatamente, soltando sus muñecas despacio y poniendo sus manos en el rostro de ella, atrayéndola más.

Amor, por qué lo quiso, se separó del beso y miro a bill. Ambos mirándose a los ojos, no entendían la electricidad que había pasado por sus cuerpos en ese momento, pero amor supo lo que quería.

Por eso, ella se levantó y ahora la que trepaba encima de bill era ella, quien lo volvió a besar mientras le quitaba la camiseta y desabrochaba su pantalón de tela. Bill pasaba su dedo índice por los hombros de la castaña, bajando las tiras de su atrevido vestido lila.

Comenzando a besar por sus hombros y subiendo por su cuello, seguidamente su mandíbula, amor soltó un leve gemido, por los besos humedos del pelinegro. La castaña colocó su largo pelo de un lado, imitando lo mismo que había hecho bill.

Qué al igual que ella, este también soltó un gemido, pero agudo y algo fuerte, por sentir a amor de la parte baja de su oreja absorber su piel, bill enredo sus dedos por el pelo de ella, y eso le gustaba sin duda alguna, la habia vuelto a besar pero esta vez dejando mordido su labio.

— ¿Haremos esto?–. Preguntó bill.

— Si tengo miedo–. Admitió subiendo la mirada para verlo.– pues ya sabes, yo, es entendible...pero sí quiero continuar.

— ¿Crees que no tengo miedo igual?...bueno, yo también soy.

— ¿No tienes alguna protección?.

— Oración y para adentro–. Sonrió.– bastian tendrá variedades, pero no iré a una cabina por eso, y la farmacia queda lejos.

— Bien, mi madre toma algunas patillas, así que lo haré luego...ahora–. Dejo un beso en sus labios, dándole una sonrisa coqueta, aún con el miedo.– sigamos.

Ese día bill le hizo saber que amor no necesitaba salir y ver las estrellas, porque ya sé las estaba haciendo ver dentro de una habitación

Amor en la feria| Bill Kaulitz- EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora