𝟎𝟏𝟔| ୨ৎ

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Amor;

¿Acaso no piensas?, ¿¡Eh!?.

— Jhon, calmate...ella no sabía.

— No sabía–. Resopló mientras hacía comillas con sus dedos.– ajá, no sabía, Analía, por supuesto que sabía, no vengas a querer ponerle una máscara inocente a nuestra hija.

— Realmente no sabía que era hija de tu jefe, papá–. Mire el periódico.– fue un impulso, además ella no podía mantener a su hijo quieto.

— Carolina, ¡Estás viendo!–. Quitó brusco el periódico de mis manos y señaló la imagen.– sales golpeándola, ¡Y todo por ese pedazo de basura!.

— Su nombre es bill, deja de menospreciarlo, maldita sea.

— Si ves Analía, desde que llegó a su vida ese tipo lo único que ha hecho es volverse rebelde, ¡Y tú eres una alcahueta!.

— Jhon, calmate...¡Tú no sabes nada acerca de el!, claro...como siempre te andas fijando en quien tiene dinero y quien no, no te has tomado la molestia de poder conocerlo y ver lo feliz que hace a nuestra hija.

— ¿Feliz?, ella ya es feliz, es completamente una flor no marchita, deja de hablar estupideces por favor.

— Mi madre tiene razón–. Me movilice y recogí el periódico en el suelo, haciéndolo trocitos.– no sabes nada más que de cuánta cantidad tienes en tus bolsillos, eres un maldito enfermo que no debe ser llamado padre.

— ¡Cállate!.

Mi cara se fue de lado al sentir el fuerte puño proveniente de mi padre...o de Jhon, por qué desde este día, lo odiaría tanto.

— ¡Jhon déjala!, ¡La estás lastimando!.

— ¡Como vas a permitir que me falte el respetó de esa manera, Analía!.

No podía responder ni nada parecido, solo podía ver la desesperación de mi madre al intentar separar a mi padre, me da asco, ahora mismo me estaba ahorcando. Y poco después, el quitó su cinturón y comenzó a golpearme con aquel.

Era vivir una pesadilla, pues nunca lo había visto tan pero tan furioso, yo estaba plenamente marcada por el cinturón grueso, y puedo asegurar que mi ojo está morado.

— No saldrás de casa por un mes entero, que te quede claro.

— ¡Eres un idiota, estúpido y asqueroso!.

— No me vuelvas hacer enojar, por qué si lo haces tú madre es la que pagará, ¿Escuchaste?, soy tu padre y no debes hablarme como se te dé la regalada ganas, ¡De acuerdo!.

Asentí levemente tragando saliva con dificultad, viendo como subía las escaleras haciendo sonido con las suela de sus zapatos, trate de caminar para ir por un vaso de agua. Sinceramente, quería morir ahora mismo.

Es que yo soy tan, agh, todo por golpearla...pero aun así, no se quita el hecho de que mi padre no lo acepte.

Antes de llegar a la cocina, miré el móvil convencional, debía llamar a bill he inventar alguna excusa, no quería que me viera, pues a la final ya estaba castigada.

Recuerdo que hace unas cuantas semanas atrás le di un pequeño móvil igual a bill, para poder hablar y no tenga que ir de cabina a cabina, esa es otra cosa que he hecho por el, a parte de hacerlo reír.

— Lo siento, caro.

— No es tu culpa, mamá–. La miré y no pude evitar sentir un poco de enojo, porque simplemente no se separaba de mi padre.– ve con el, no quiero que te llegue alzar la mano, vale.

— De verdad perdóname, soy tan débil...yo no sé qué pasa con tu padre, simplemente se ha vuelto...un loco.

— Claro–. Force una sonrisa.– un loco mujeriego que se consume drogas a escondidas, ese es mi padre, mamá.

— Carolina...–. Intento acercarse, pero yo me aparte de inmediato.

— Vete a dormir, mamá, por favor.

— No intentes nada, ¿Si?...perdóname.

— Buenas noches.

La observé, que al igual que mi padre, subir las escaleras mirando hacia mi dirección, sabía como se sentía, pero no sabía cómo yo me sentía...no lo sabía, inmediatamente marque el número, esperando escuchar la voz de bill al otro lado.

¿Aló?, ¿Amor?, ¿Estás ahí?...hola.

Hola, eh...

— ¿Qué pasa cari?, ¿Estás en tu casa?...quiero verte.

— ¡No, no!...quiero decir, escúchame.

— Si, te escucho amor, dime.

— Me he ido de vacaciones...y, lo siento.

— ¿De vacaciones?...donde te fuiste amor, ¿Por qué no me dijiste nada?.

— Ajá, de vacaciones a...Italia, si, a Italia y me olvidé de llamarte.

¿¡Italia!?, ¿Tus padres no se separaron verdad?.

— No, es que...emm, mi padre tiene asuntos por acá, y eso.

— ¿Por qué se te escucha nerviosa?, o acaso es el móvil...

Es el móvil will, uh...a veces las voces suenan extrañas, disculpame, pero no podré verte por un Mes.

Amor, ¿Es enserio?, ¿Un mes?.

— Lo siento bill, son asuntos...un mes pasa rápido.

Vale pero...Agh amor, ¡Por qué no me dijiste nada!.

— Te he dicho que me olvidé, perdóname ¿Si?...hablamos después.

Creo que oficialmente llorare a la cuenta de tres.

Vamos bill, asistiré al colegio en octubre...y, nos graduaremos entonces.

Caro...teníamos que disfrutar el mes entero, me iré luego, y al que no vas volver a ver en un mes voy hacer yo.

Podre soportarlo...así que, no te molestes si no te llamo todos los días, el mes de agosto pasa volando.

De acuerdo mi carito, te quiero ¿Vale?, cuídate.

— Igual...tú, cuidate mucho.

Te amo infinitamente.

Corte la llamada y la culpa de mentirle me invadía el corazón, ¿De qué manera las cosas cambian trágicamente?, de qué manera...era lo peor, sinceramente lo peor.

Amor en la feria| Bill Kaulitz- EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora