Capítulo Catorce

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Di mi nombre
Pon tu cuerpo contra el mío
Y que lo malo sea bueno e impuro lo bendecí'o
Ya me abrazas sobre tu cuerpo
En la esquina de tu cama
Y en el último momento dime mi nombre a la cara

DI MI NOMBRE - Rosalia

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Empezar a establecerse como una figura de autoridad dentro del reino le sentaba de maravilla, incluso si era de la manera menos invasiva. Le gustaba permanecer al lado de Lalisa en las reuniones del consejo y apotar ideas u opiniones para ella.

Pero aquel día resultaba ser un poco diferente en algún aspecto. Lalisa estaba molesta, todo en ella hablaba y todo gritaba frustración por donde quiera que observarás de su figura.

¿Cómo no lo estaría? Algunos Lores de diferentes casas se habían pronunciado, alentando a que el reino necesitaba un reinado lo más pronto posible o las cosas empezarían a desestabilizarse con velocidad. Le estaban exigiendo desposarla de alguna manera.

Así que como respuesta, convocaron a una reunión real en la que por supuesto ella tendría que estar presente aunque por ley no fuera princesa de Evercrest, tenía que poner las cartas sobre la mesa y abogar por si misma de ser necesario.

Además llevaba un mes entero desde que Jackson se había puesto en marcha con el plan, se había marchado con la excusa de visitar Winterwarmth y tal vez de regir el reino en ausencia de Lalisa. Cosa que era de alguna manera mentira aunque si haya establecido punto en el reino, Jennie sabía que Jackson salía de Winterwarmth hacia los otros reinos con la figura incógnita.

Igual, no había recibido noticias aún.

En cuanto a su posición con Lalisa seguía en el punto intermedio de tratar de enamorarse y entrega el corazón. Las visiones se habían prolongado y en su lugar recibía sueños oscuros llenos de susurros en los cuales recibía la misma palabra "reina" a la cual no encontraba sentido si de ella se trataba. Así que dejo de tomarle importancia, concentrándose más en el trato y preguntándose si algo en él estaba fallando.

Además no parecía tener oportunidad para estar con Lalisa, omitiendo las reuniones en el consejo, había días enteros en donde apenas y podía verla. Lalisa iba rodeada de maestros y Lores que la mantenía ajetreada con el asunto de un invierno a la vuelta de la esquina. Sin omitir qué la salud de su madre también estaba por la borda, habían pasado dos semanas desde que finalmente cayó en cama y comenzaba a pedir leche de amapola para disminuir los efectos del dolor de su cuerpo.

Lalisa comenzaba a mostrarse lo suficientemente preocupada como para visitarla todos los días en todos los momentos libres que tenía.

Así que la reunión del consejo también le molestaba, porque le quitaba el tiempo necesario para visitar a su madre.

Aunque Jennie en esos precisos momentos no podía decir mucho, llevaba más de media hora de pie junto al trono de oro del palacio y Lalisa no aparecía por ningún lado. Incluso los Lores estaban comenzando a impacientarse, todos estando de pie a las escaleras del trono y divididos en dos grupos pequeños.

La misma princesa intentaba no ponerles el ojo encima para evitar leer los labios y llevarse sorpresas inesperadas. Porque sabía que ellos sabían que el atraso del lazo era por su culpa y solo por su culpa.

Aquel día tampoco había desplazado los colores negro, rojo y blanco de sus vestidos. Al contrario, portaba un hermoso y largo vestido rojo con trazos blancos que iban desde el pecho hasta el vientre y se cruzaban en la cintura para bajar por ondas por la falda. Los detalles en negro de las escamas a su espalda que iban por picos hasta el frente de su abdomen y caían por la cintura.

𝗘𝗺𝗽𝗶𝗿𝗲 | 𝗝𝗲𝗻𝗟𝗶𝘀𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora