Capítulo Veintiséis

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These things I'm thinking
When you're looking in my eyes
And I can't control


YAD - Vanna Rainelle

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Finalmente Jennie había pasado dos días despertando en brazos de Lalisa, había podido respirar de las pesadas decisiones de la corte y por más que no le gustará aceptarlo, había podido dormir de una mejor manera.

El hecho de dormir muchas veces no significaba que las visiones llegaran siempre, ahora volvían a ser escazas. Aunque aquella última vez si había recibido más respuestas, ahora no sabía si seguir preocupandose por eso. No podía arriesgarse a tener alguna emoción fuerte sabiendo bien el estado en que ahora se encontraba.

Lalisa había insistido en que dimitiera de su cargo en la corte, pero fue algo que rechazo de inmediato al pensar en lo aburrido que era cuando su tiempo era extenso y libre la mayor parte del día. Así que mientras más tiempo ocupada estuviera, más contenta y tranquila estaba.

Aunque ahora la segunda boda estuviera a la vuelta de la esquina, ya no se abrumaba tanto una vez obteniendo experiencia con la primera.

Por otro lado, a horas del atardecer habían recibido el anuncio de la llegada de aquella mujer cuya presencia había sido solicitada días atrás. Jennie había esperado que la pelinegra no asistiera, que se reusara a volver a la fortaleza pero al parecer no fue así. Ni siquiera la paliza de Lalisa le había hecho pensarlo al parecer.

Y aunque ambas habían recibido el mismo aviso durante la reunión del consejo de la semana, Jennie había decidido no hacer algo al respecto y quedarse sentada en aquel lugar bajo la mirada de los presentes. Finalmente no era una idea que ella hubiera apoyado.

Aunque todos alzaron las miradas cuando Lalisa se levantó de su asiento con calma en sus movimientos y salió del centro para caminar hacia fuera.

No tenía intenciones de volver a repetir lo sucedido, no quería volver a llenarse las manos de sangre y sobre todo no quería causarte emociones vulnerables a su esposa. Así que fue con toda intención de paz directo a la entrada principal de la fortaleza, cuya daba con el salón del trono.

Ella misma sabía que si Jisoo había llegado, tendría que presentarse por aquellas puertas. Así que desde antes de llegar al salón, se habia colocado la corona de oro en el camino, había apretado el cinturón de la espada y había ordenado que su hermano - cuál marcharia al día siguiente -, Eunwoo, Jungkook e incluso a Dariel Manobal permanecieran en guardia junto a ella en el trono.

Para cuándo subía las escaleras al trono, Jungkook estaba debajo de los escalones a la derecha y Jackson a su izquierda, arriba suya estaba Dariel y a la derecha estaba Eunwoo. Aunque este último era una guardia prometido a su esposa, si ella lo ordenaba, tenía que estar ahí.

Ambos Manobal llevaban ropas rojas y negras mientras que los otros dos portaban armaduras grises con capas blancas y cascos de metal. Los cuatro llevaban espadas al igual que Lisa. Así que si alguien en específico querría atacar a Lalisa, se tendría que enfrentar a los cuatro primero y ella misma sabía que sería sin mucho éxito.

Un comandante de la guardia real y un miembro de ella no eran tan sencillos de vencer.

Tomó asiento en pleno silencio, instalandose con comodidad y agradeciendo que justo en el momento que lo hiciera, las puertas se abrieran en un sonido seco.

La pelinegra del otro extremo iba de ropas iguales a las suyas, aunque se notaba el costo de las suyas a distancia, los colores de la otra eran mas brillantes. De blanco y azul marino, con las botas de cuero con detalles en oro de la parte que subía casi hasta sus rodillas y broches que se aseguraban con el pantalón de alguna manera. Lalisa dedujo que era una forma práctica de atar su cuerpo con la montura del dragón.

𝗘𝗺𝗽𝗶𝗿𝗲 | 𝗝𝗲𝗻𝗟𝗶𝘀𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora