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Trató de buscar aquellos ojos esmeralda pero al no conseguirlo decidió hablar.

Bakugo: Estoy hablando, idiota - Atento a cualquier movimiento del pecoso.

Pero no escuchó ninguna respuesta así que continuó hablando.

Bakugo: No me digas que esto fue suficiente para hacerte pedazos - Golpeandole la cabeza con el dedo índice.

Hubo silencio de nuevo.

Bakugo: ¿No dirás una maldita palabra? - Decía molesto al no escuchar respuesta alguna.

Izuku: L-lo s-siento - Viendo en el suelo.

Bakugo: Eres un maldito llorón ¿Así quieres ser un estúpido héroe? - Burlándose mientras que Izuku tenía la mirada perdida.

Izuku: Solo.... quiero irme a casa - Dijo débilmente.

Finalmente el pelicenizo salió de la habitación y algunos minutos después volvió a entrar con una jeringa diferente a la de hace unas horas, al momento de inyectarla Midoriya sintió un intenso dolor punzante acompañado de una sensación de ardor pero entonces ¿Para qué era la primera? No tardó mucho para que su vista comenzará a nublarse y caer desmayado como aquél día en los dormitorios.





















Olvídalo






















Despertó poco a poco, sus ojos se abrían con lentitud y de igual manera sus sentidos regresaban, percibió la humedad en su cara y notó que se encontraba extendido sobre un enorme charco de agua, giró su rostro con la intención de reconocer algo de su entorno pero nada le era familiar y rápidamente cayó en cuenta que estaba en un lugar completamente distinto, ya no estaba en aquella habitación, de inmediato comenzó a sentirse aliviado y dió un fuerte suspiro.

Hizo un esfuerzo para ponerse de pie pero sus piernas cedieron ante el cansancio causando que se desplomara en el suelo, una vez más comenzó a inspeccionar todo a su alrededor tratando de averiguar dónde estaba pero era difícil ver algo por la oscuridad, el suelo estaba demasiado sucio y había algunos charcos que reflejaban las estrellas, también había algúnos contenedores y bolsas de basura. Realmente no tenía nada que le fuera útil, solo sabía que estaba en un callejón en alguna parte de la ciudad y solo portaba su ropa interior y una sábana muy delgada.

No sabía qué estaba ocurriendo, estaba muy confundido y en un instante las preguntas comenzaron a llegar a su mente.

Izuku: 《¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo... vuelvo a los dormitorios? ¿Es... seguro estar aquí?》

En un segundo la preocupación, los nervios, el miedo y la impotencia se hicieron presentes, estaba en un lugar totalmente desconocido para él y no podía caminar con normalidad.

Izuku: 《¿Qué hago? ¿Qué tal si alguien llega y se acerca a mi? Aunque tengan buenas intenciones no estoy en la mejor posición para confiar en otras personas.》

Las ganas de llorar lo inundaron y las lágrimas no tardaron en salir descontroladamente, al igual que algunas preguntas.

Izuku: 《¿Por qué me sucede esto ahora? ¿Qué... fue lo que hice mal?》

Y como si se tratara de una maldición fue interrumpido al escuchar una voz que llamó su atención y lo puso en alerta.

??: Oye niño, ¿Estás bien? - Puso una mano en su hombro.

¡Detente, Kacchan!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora