One

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Hace mucho frío. Estoy temblando acurrucada en una esquina de la cama. Apenas me cubre una fina sábana. Abro los ojos y me incorporo lentamente, mis pies flaqueando por el esfuerzo. Con mi corazón latiendo con fuerza, hecho una ojeada a mi alrededor.

La habitación en la que me encuentro es fría y austera. Las paredes son de un gris desgastado y una única puerta de metal totalmente cerrada. No hay  ningún mueble, solo un colchón en el medio sobre el que me encontraba recostada hace un rato. La habitación es iluminada por una tenue luz proveniente de una lámpara titilante sobre una mesa.

Siento un dolor palpitante en mi cabeza y al tocarme siento un vendaje alrededor de esta. ¿Que demonios me pasó? ¿Como llegué a este lugar? Intento recordar algo, pero mi cerebro está en blanco. ¿Quién soy? Ni siquiera puedo recordar eso.

Tengo la sensación de que algo peligroso está pasándome. Un escalofrío invade mi espina dorsal, siento como si me estuvieran observando.

La necesidad de escapar de aquí me invade. Voy hacia la puerta, está totalmente cerrada. Hay un pequeño cristal en la parte superior por el que puedo ver hacia el otro lado. Hay un pasillo en las mismas condiciones que esta habitación, no hay nadie en él, nadie que pueda sacarme de aquí.

Confusa, sin saber todavía como llegué aquí, comienzo a buscar por toda la habitación una forma de escapar de aquí. No hay ventanas, ni siquiera un conducto de ventilación. La habitación está totalmente vacía.

Voy nuevamente hacia la puerta y comienzo a golpear para llamar a alguien mientras gritaba *auxilio*. Nada. Ni una sola alma se apareció por ese pasillo. ¿Que es este lugar?

Sin esperanzas de poder encontrar una salida, sentí pasos al otro lado de la puerta. Mi corazón, ya calmado después de la agitación anterior, volvió a latir con fuerza como si quisiera salirse de mi interior.

Los pasos son lejanos, como si la persona estuviera caminando lentamente, pero poco a poco se fueron acercando hasta que en la puerta hubo un estruendo y esta se abrió. La luz me cegó completamente provocando que pusiera las manos en mis ojos para protegerme.

Distinguí la silueta de un hombre alto, fuerte, y a su lado la de una mujer. Ambos se acercaron a paso tranquilo hacia mi y se detuvieron a una distancia considerable. Tenían impregnados en sus rostros una sonrisa de suficiencia. Los miré a ambos en espera de que me sacaran de aquí.

— Estábamos esperando a que despertaras — dijo la mujer dando un paso hacia mí.

— ¿Quienes son ustedes? — Me alejé unos pasos de ellos.

— No actúes, Alma — habló la mujer — No te conviene —

— ¿Me llamo Alma? — Inquirí

— Si, cariño — se acercó un poco — Y lo sabes perfectamente, así que vas a estar aquí hasta que te decidas a terminar tu trabajo —

— Lo siento, no sé que trabajo — mi corazón palpitaba con más fuerza — Sáquenme de aquí, no recuerdo nada —

— Oh, cariño — me guiñó un ojo la chica — Por supuesto que lo recuerdas —

— No recuerdo nada — mis ojos se llenaron de lágrimas — Os lo juro —

— Tal vez Exen te ayude a recordar — se alejó dejando pasar al frente al hombre fuerte de antes.

El primer puñetazo me hizo dar unos pasos atrás. El segundo me tiró al suelo. Quería moverme, quería impedir que me golpeara, pero no pude. Me quedé ahí en el suelo sintiendo cada patada a mi estómago y cada puñetazo a mi cara hasta que todo se volvió negro.

No entiendo por qué me habían golpeado. ¿Es Alma mi nombre? Estoy tirada sobre un pequeño charco de sangre salido de mi nariz rota. Me duelen todas las partes existentes en mi cuerpo. Perdí la cuenta de las horas que llevaba tirada en el suelo mirando a la nada hasta que por fin me levanté. A penas podía caminar.

Necesitaba salir de aquí antes de que fuera demasiado tarde. Comencé una búsqueda por la habitación de algo que me pudiera servir para escapar de esta gente. Comencé por buscar detalladamente por todo el suelo y paredes. No encontré nada de utilidad, tenía la esperanza de que hubiera una puerta oculta o algo por el estilo.

Encontré una gabardina vieja, cubierta de sangre y un poco rota. Busqué en su interior, en cada bolsillo y ahí si hallé algo. Había un trozo de papel pegado a una fotografía. Era una nota que ponía: Debes descubrir tu identidad, no dejes que ellos te atrapen

Miré entonces la foto, no tengo que ser muy inteligente para darme cuenta que soy yo de pequeña. En una de las esquinas de dicha fotografía había escrita una dirección, entonces ya sabía por dónde empezar a buscar si quería descubrir mi identidad.

No tenía idea de quién podría haber dejado esa nota junto a mi foto, desde luego que esa mujer y Exen no fueron, al no ser que ellos me quisieran tomar el pelo.

La puerta nuevamente volvió a sonar formando un estruendo y me precipité a guardar la fotografía en la gabardina y dejarla en su lugar. Me percaté de una cosa, la puerta abre para el interior de la habitación.

En esta irrumpió Exen con una bandeja de comida, la puso en el suelo a una distancia considerable y de un empujón la bandeja se arrastró hacia mi vaciando parte del contenido de esta.

Exen se marchó, entonces yo me abalancé hacia la comida, tiene mal aspecto, un trozo de pan y una sopa rancia. Comí un poco ya que no me había dado cuenta del hambre que tenía hasta estos momentos. Hice funcionar mi cerebro, comencé a pensar en formas de escapar de aquí. No se me ocurría ninguna. Bueno, ninguna razonable.

Guardé la nota anterior junto a la fotografía en uno de los bolsillos de mi chort. Caminé en círculos  (a duras penas ya que me dolía todo) intentando pensar. Maquiné demasiado cada forma posible de escapar de aquí. Nada. Mi mente estaba en blanco.

Agarré la bandeja para llevarla hacia la mesa. Es de hierro, por eso es tan pesada. Entonces, mirando la bandeja y la puerta de hierro se encendió un bombillo imaginario sobre mi cabeza. Ya sabía exactamente como iba a escapar de este maldito lugar.

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