Five

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Miré el cartel deteniendo mi vista en el nombre Old Road. Sentí un escalofrío por cada parte de mi cuerpo. Es el momento de descubrir quien soy en realidad.

Me bajé de la camioneta y me enfrenté a la casa. Es muy bonita, no muy grande, es de color blanco con algunos detalles en rojo. A pesar de que es una casa muy parecida a las demás, se ve como un gran misterio. El lugar en general se ve muy solitario, solo ocupado por la presencia de varias personas caminando por la acera, y algunos autos transitando.

Justo como había visto anteriormente en fotos, todas las casas tienen el mismo estilo victoriano con grandes ventanales, colores sencillos, plantas ornamentales decorando cada jardín. La casa a la que estoy por entrar se ve algo abandonada, como si llevara tiempo sin ser habitada. Algunas plantas del jardín están secas y otras deshojadas.

Caminé hacia ella y Simon me siguió de cerca. Dí varios toques en la puerta principal con la esperanza de que alguien abriera. Nadie salió a atender así que volví a repetir la acción, nuevamente, nadie salió a atender.

Miré a Simon con un gesto de decepción. ¿Qué hacemos para entrar a la casa? Ni siquiera tenemos llave. Me miró entendiendo mi angustia.

— Déjame probar una cosa — me dijo y se puso de cuclillas — El viejo truco de la llave debajo de la alfombra — Levantó la alfombra y una oleada de polvo salió de ella. No había ninguna llave ahí debajo — Que raro, en las películas sí funciona —

Bufé — me temo que esto es la vida real, no una película —

El asintió — ¿Y si preguntamos a los vecinos? — sugirió

— Es buena idea — acepté su propuesta con una sonrisa amplia— ¿Que tal si vamos a esta? — señalé la casa de al lado.

Caminamos unos metros hacia la número dos en Old Road. Mi mirada iba divagando por cada rincón de este lugar, asombrada por cada cosa que observo ya que siento que nunca las he visto antes cuando claramente las he estado viendo durante toda mi vida. Llegamos y esta vez fue Simon quién dió tres toques en la puerta de caoba. Nadie atendió y volvió a dar la misma cantidad de toques.

Se sintieron pasos al otro lado hasta que una señora regordeta y de baja estatura abrió la puerta — Buenas tardes — saludó al vernos, su mirada deteniendose en mi por unos segundos, noté raro ese gesto, pero no protesté por ello.

Devolvimos el saludo casi al unísono. Entonces articulé las palabras que darían inicio a la conversación — Señora, necesitamos información acerca de las personas que viven en la casa de al lado — fui directa

Ella le lanzó una rápida mirada a la número uno — Me temo que ahí no vive nadie desde hace unos meses — hizo una mueca de decepción.

— ¿Y no sabe que pasó con esas personas? — seguí investigando, la urgencia de tener información me carcome las entrañas.

— Ahí solo vivía una pareja de jóvenes, más o menos de vuestra edad, o quizás un poco mayores — aclaró — Se marcharon de repente y más nunca se ha sabido nada de ellos en Old Road — explicó mientas nosotros escuchábamos atentamente.

— ¿No tiene idea de sus nombres? — pregunté

Ella negó — No los conocía mucho, nunca se relacionaban con nadie del lugar —

Agradecimos por la poca información y caminamos fuera de la casa de esa señora. Decepción. Eso es lo que siento. No me creía el hecho de que habíamos llegado aquí por nada, de que Simon desperdició su preciado tiempo en venir aquí. Pero no me rindo. Tenemos que entrar a esa casa de cualquier forma posible.

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