Three

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El impacto de la bala contra mi piel me dejó en el suelo tirada. Los matones de Victoria estaban a una distancia considerable. Aún puedo escapar, o eso creo. Mi brazo, el cual recibió el balazo, palpita. El dolor es muy fuerte, me ciega completamente.

Me levanto del suelo, tengo mucho mareo. Intenté correr. Lo hice, pero sentía como si estuviera en un cuerpo que no es el mío. Las voces se sienten lejanas cuando en realidad están a más de cien metros de mi.

Yo me muevo lento, ellos van arrazando con todo a su paso. Si logro escapar juro qué acabaré con Victoria. Todo esto es su culpa. O eso creo, ya que no recuerdo nada de mi vida.

Un sonido de un motor se acercaba. Corrí más rápido acercándome a la carretera, ya quedaba poco para llegar a ella. Cada vez menos y menos. Hasta que tropecé y caí raspando mis codos. Un camión de carga pasó por la carretera alejándose de mi.

Aún así no me rendí y corrí más hasta que llegué a la carretera. Al fin. Esto es un gran logro viendo mi estado físico. Avancé por la carretera. Se que soy un blanco perfecto, un disparo y dan en cualquier parte de mi cuerpo. Por lo menos en el bosque los árboles me protegen un poco. Pero poco me importó, seguí por la carretera.

Otro auto se acercaba. Sonreí de felicidad. Cuando estuvo lo suficientemente cerca agité mis manos frente a este. El conductor pareció ignorarme. Sonó su claxon para que me quitase de en medio. No me di por vencido. Corrí por la carretera. Si sigo por esta dirección no se a donde me dirigiría, pero no me queda de otra.

Otro sonido de un auto se acerca. Volveré a intentarlo. Ya sentía las voces de los hombres detrás de mi, cada vez más cerca. Agité mis manos frente a la camioneta que se acercaba al mismo tiempo que sentía el clic característico de la pistola.

Las gomas del auto chirriaron cuando frenó. Abrí la puerta a una velocidad increíble y sin siquiera cerrarla el conductor puso en marcha el vehículo a una velocidad también increíble.

El disparo sonó y rompió un cristal — Uy, ese arreglo será costoso — Se quejó el conductor mientras aceleraba al límite.

Sonreí de felicidad. Lo conseguí. Aún no me lo creía. Había conseguido escapar de ese lugar.

Entonces recordé el hecho de que me habían disparado. Toqué la herida, profunda, con suerte no me atravesó el delgado brazo. Miré la mano ensangrentada con la que toqué el hueco, sangre. El color carmesí de mi sangre manchó mi ropa, y el asiento del auto, y mis manos, y todo. Es mucha sangre.

No aguanté más, la ropa pesada debido a que está mojada, mis rodillas y codos heridos, un disparo en el brazo, golpeada por Exen esa misma mañana, y encima haber corrido más de tres kilómetros. Respiraba con dificultad. Mis ojos apenas estaban abiertos, hasta que ya no lo estuvieron más.

Desperté en algún lugar extraño. No lo reconozco, pero se todo lo que pasó, lo sé todo. Sonreí con satisfacción. Lo logré. Es lo único que se repite muchas veces en mi mente. No me moví, me fue imposible.

Solté una carcajada — LO LOGRE — grité alto, mi garganta ardió.

Después de reír y festejar mi logro, me preocupé por investigar donde estaba. Es una habitación, que en nada se parece a la que estuve hace unas horas. Las paredes son de un azul claro, la cama es alta, con sábanas blancas, pero ahora manchadas de mi sangre. Hay varios cuadros bonitos en las paredes además de una ventana con un alféizar cargado de macetas con flores de diversos tipos. Hay un clóset y una mesilla con espejo. Es la definición de perfecto.

Me toqué la zona afectada por la bala, una venda, hay una venda ahí, al igual que en mis rodillas y codos, mi nariz, rota por Exen, también tiene vendas. También tengo ropa seca y más cómoda.

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