Cuando sonó la campana del recreo tocaba biología y fui con Amber a recoger el libro de la taquilla, fuimos al laboratorio, que era donde nos iba a dar hoy la materia el profesor Anderson.
Solo llevábamos 15 minutos de clase cuando suena por el interfono la voz de Anastasia, quiero decir la directora-cara de sapo reclamándonos a Rose a Emma y a mí en su dichoso y apestoso despacho.
Cuando llegamos allí nos mandó tomar asiento, y así hicimos (yo por miedo).
-Bueno señoritas Jackson, Stevenson y Miller. ¿Serían tan amables de explicarme ordenadame te los sucesos del recreo?.- preguntó la cara de sapo.Yo me quedé muy quieta pensando en las pelis de dinosaurios, los sapos y dinosaurios son reptiles... Digo yo... ¿no?.
Así que me quedé quieta para que no me atacase.
Sinembargo Emma empezó a comerse la uña de su dedo índice desesperádamente. No Emma no, tienes que quedarte bien quieta.
-Señora directora hemos desayunado y conversado, nada más.- Respondió Rose, correctamente.Ufff que alivio, pero el ambiente seguía cargado de tensión y se notaba a legua.
-Ya..., bueno imagino que conversar con esos chicos era a lo que te referías, ¿Verdad señorita Miller?.-preguntó la directora apretando los dientes y cargándose el lápiz que tenía en su mano.-Cuento con fuentes que me informan de los sucesos extraños que ocurren el el patio.-dijo poniéndose roja.Yo contuve la respiración y apreté bien fuerte la mano de la pobre Rose.
Las tres estábamos rígidas ante el comentario de la cara de sapo.
Derrepente mlrada como estaba su cara, la cara de sapo se levanta de su asiento de un golpe y pega una bofetada a Rose en la mejilla.
N-no puede ser...
Y luego le pega otra, y otra...
Ya! Ya basta!! Porfavoor pare!!
Rose acabó calléndose al suelo y Emma solo lloraba. Yo chillaba y chillaba a la directora que parase terminé rogándoselo, y solo de esa manera paró.
-Espero que mañana podáis explicármelo, ¿Verdad señorita Miller?.- dijo, y cerró la puerta de su despacho de un golpe seco.
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En manos del destino.
Novela JuvenilNick se acercó a mi. Me tendió su mano. -¿Me concedería estos tres bailes señorita?- me preguntó caballerosamente. Yo me levanté y me incliné y le respodí -Sería un placer - le dije agarrando su suave mano con cuidado. ¿Porqué acepté? Ni yo misma lo...