Capítulo 18

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Al día siguiente, en la manada de los Blight, la gente recogía y organizaba sus hogares después del desastre qué hubo la noche anterior. Mientras, los guardias y algunas personas de la corte del alfa auxiliaba a aquellas personas con quemaduras, heridas o las qué se habían quedado sin un hogar. Varios había resultado heridos, otros ilesos, y muchos otros muertos. Fue una masacre sin dudas; uno de los peores ataques.

Mientras tanto, en la casa del Alpha, Luz estaba siendo atendida con suma delicadeza y cuidado. La lanza había atravesado su abdomen, haciéndole una gran herida que requirió varios puntos. Por suerte no daño un órgano importante y solo por suerte. De milagro estaba viva, aún respirando y demostrando su fuerza. Pero viva, sin dudas.

Su sacrificio y tenacidad es valorado por la familia Blight y todo el pueblo al salvarlos. Sin embargó, ahora tenía muchas preguntas qué responder.

—¿Qué era lo qué buscaba Belos, en primer lugar?

—El quería tomar el control de manada, enviándome a mí a hacer el trabajo sucio. —Respondió Luz hacía el Alpha, qué la veía fijamente con los brazos cruzados. Odalia, su madre, los gemelos y Amity también estaban en la habitación, está última sentada a su lado.

—¿Y tú por qué aceptaste?

—Por venganza, principalmente. No me malinterprete, Alpha Alador. Nunca estuve a favor de la muerte. Pero fui prácticamente obligada a venir, y lo único qué me motivo a seguir fue la ira y el rencor.

—¿De qué lado estás ahora?

—Creí qué el de mí familia —Dice, sus ojos apagándose—. Pero mis hermanos me traicionaron, Hunter está a cargo ahora. Me declare parte del lado contrario de mi gente. Y ahora dudo mucho ser recibida ahí. Y tal vez me lo merezco.

Sentía impotencia en su ser, y una muy grande. Traiciono a su gente después de jurar darles lo mejor de lo mejor.

—Y sí le soy sincera, Alpha Alador, no me siento a pertenecer en ningún lugar. De corazón le pido perdón por mis acciones y todo el daño qué traje a este lugar. 

El hombre flaqueó ante la mirada angustiada de la chica, la posición tan vulnerable en la qué estaba y cómo sus ojos llenos de lágrimas le pedían piedad por su próximo veredicto. Por primera vez, sintió pena hacía su persona.

El entendía mejor qué nadie ese sentimiento.

—No estoy de acuerdo con la venganza, ni mucho menos con el hecho de qué hayas entrando a está manada con mentiras y malas intenciones —Se acercó lentamente, y todo el mundo retrocedió con cierto miedo ante su próximo movimiento. Todos sabían qué Alador era un líder bondadoso al mismo tiempo que justiciero. Sin embargó, haría una excepción por está vez—. Pero allá afuera demostraste tu valentía y devoción no solo por mí hija, sino también por mí, mí familia y toda mí manada.

Todos se sorprendieron cuándo se arrodillo frente a ella, llegando hasta por debajo de su altura, un gesto poco convencional de un Alpha.

—Ya no te veo como una enemiga, ni mucho menos cómo una forastera. Te veo cómo una igual, otro más de mí clan. Y el hecho de traicionaras a tú gente y abandonaras tus raíces, me demuestra lo comprometida qué estás con mí familia. Eres una alfa digna de admiración y respeto. Por lo tanto, Luz Noceda, te perdono. Y cómo muestra de agradecimiento por tú sacrificio, me encantaría agregarte a la manada cómo una más de los Blight.

La alfa suspiró con alivio, y todos alrededor esbozaron grandes sonrisas. La chica no lo evitó y abrazó de forma sincera al hombre, respirando con alivio en su hombro.

—Muchas gracias, Alpha Alador.

—Gracias te las debó a ti por salvar a mí gente —Tomó el hombro de la muchacha, y luego se levantó de su puesto—. Debes descansar, diste una gran batalla.

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