Issues [+18] | Eli "Halcón" Moskowitz y Tú

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___ POV'S:
Sus besos bajaron de mis labios a mi cuello.
La manera en que tocaba mi cuerpo y lo bien que se sentía tenerlo de vuelta hacía que lo deseara más. Sentir su cuerpo contra el mío y sus manos paseando por todo mi cuerpo semidesnudo me llenaba de una emoción que había extrañado. Mis piernas rodeaban su cintura, y no quería soltarlo.

—Te extrañaba tanto, Eli—murmuré entre besos.

—Yo también, princesa.

Sus movimientos se volvieron más intensos, causando que la cama se moviera con un chirrido que resonaba por toda la habitación.

Con cada gesto suyo, mi cuerpo respondía, preparándose para una ola de placer que pronto me inundó. Solté un último suspiro al unísono con Eli mientras se dejaba caer a mi lado.

—Dios mío, eso fue increíble—dijo, acomodándose a mi lado.

—Creo que había olvidado lo que era el sexo de reconciliación.

—Dímelo a mí, tuve que aguantar todo el tiempo que estuviste en rehabilitación.

—Ya no hablemos de rehabilitación. Creo que ya he decidido qué carrera estudiaré en la universidad.

—¿En serio?—asentí— ¿Qué es?

—Después de pensarlo un tiempo, creo que estudiaré psicología. Todo lo que he pasado me ha hecho entender que quizá en el futuro podría ayudar a personas que están pasando por lo mismo que yo. Que entiendan que no están solos.

—Apuesto que serás una excelente psicóloga —dijo, colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja y besando mis labios.

—Dios, ¿qué hora es?—pregunté al recordar que debíamos ir al dojo.

Eli agarró su celular que estaba sobre la mesa de noche y miró la pantalla.

—Son las 3:30.

—¡Debemos estar en el dojo en media hora!

—Cálmate, seguro que tu padre no se enojará si llegas tarde.

—No es buen ejemplo si quiero ser la capitana del equipo, Eli.—Su mirada se volvió triste al mencionar el equipo—. Lo siento, no quise...

—Está bien, de todos modos te lo mereces.

—Te amo, Eli. Vayas o no, siempre te tendré presente conmigo.

—Te amo más.

Nos levantamos rápidamente y nos vestimos. Mientras Eli se ponía su chaqueta, no podía evitar pensar en cuánto había cambiado nuestra relación y cuánto habíamos crecido juntos.

Llegamos al dojo justo a tiempo. El lugar estaba lleno de energía, con estudiantes practicando sus movimientos y preparándose para la clase. Mi padre, quien se dirigía al dojo, nos lanzó una mirada severa al vernos entrar tarde.

—Llegan tarde—dijo con voz firme, pero sus ojos reflejaban una leve preocupación.

—Lo siento, papá—respondí rápidamente—. Nos atrasamos un poco, pero estamos listos para entrenar.

Asintió y nos indicó que nos uniéramos a los demás. Eli y yo nos unimos a Demetri, Miguel y Sam que estaban estirando.

—Escuché que Aisha entró a la UC Santa Cruz.—dijo Sam— ¿Sabes algo de Stanford?

—No.—respondió Miguel mientras negaba con la cabeza— He estado revisando diario mi correo electrónico, pero nada.

—Calma, ya llegará—dijo Eli—Demetri no ha oído del MIT, así que...