🎴Akaza, pilar de la brújula, un hombre que lleva consigo un gran odio y rencor, en especial a los demonios, pero uno de estos seres se ganará un odio en particular, Douma, luna creciente dos, ellos se envolverán en una serie de conflictos, situacio...
Corría con todas fuerzas, llevaba así por lo menos una hora. Una extraña sensación en su interior le hacía sentirse inquieto, ansioso. De pronto, su mente había evocado a Akaza y de allí salió corriendo del sur de Japón, hasta el noroeste donde se encontraba su amado pilar.
Desde que había abandonado la residencia de la demonio Tamayo, Douma sentía una creciente preocupación dentro de él, una especie de miedo que le hacía sentir que algo malo estaba a punto de suceder. Y realmente no se equivocaba, sin embargo, no había llegado a tiempo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kaigaku, luna superior seis, pareja de Gyutaro, el cual era un rango superior a él, se había infiltrado en la finca mariposa y, en aquel momento, estaba atendiendo a un cazador que justamente había vuelto de batalla. Debía pasar desapercibido si no quería llamar la atención.
A pesar de tener una bastante llamativa como demonio, logró tomar una forma humana, que en cierto modo, le disgustaba.
Mientras curaba al cazador, meditó un momento sobre como todo había cambiado en tan poco tiempo. Hacía unas semanas inició una relación con Gyutaro, el cual, se veía un poco incómodo, pero al mismo tiempo feliz.
Terminó con el sujeto y lo despachó. Se paseó por los pasillos de la finca, eran alrededor de los dos, casi tres, de la madrugada, y en aquel silencio escuchó unas voces femeninas en una de las recámaras de la finca mariposa.
Se escabulló detrás de una pared para poder oír la conversación. Habían dos féminas, una era Kanao Tsuyuri, tsuguko de Shinobu Kochou, pilar del insecto, la cual también estaba en la habitación. Al parecer las dos azabaches hablan sobre problemas que se estaban presentando en la organización de cazadores de demonio, y se creía que podía haber un posible infiltrado que le había estado brindando información a Muzan Kibutsuji.
— Kanao— llamó la de puntas moradas—, ¿qué crees de el chico que llegó recientemente?— Preguntó Shinobu refiriéndose a Kaigaku, quien se había infiltrado con el nombre de Takeshi.
— ¿Takeshi?— Kanao titubeó.— Hasta el momento no ha tenido algún comportamiento que genere sospechas— la azabache se detuvo abruptamente—, pero..., es muy sospechoso que haya llegado de un momento a otro, así porque sí.
— Tienes razón, Kanao. Es extraño.— La ojimorada suspiró—. Creo que debemos investigar a cada uno de los integrantes de la finca mariposa. Hay un infiltrado y hemos de encontrarlo.— La dueña del lugar, Shinobu, se levantó dispuesta a retirarse del cuarto.
Kaigaku silenciosamente se fue de allí hacia la habitación que se le había otorgado como miembro de la finca. Exhaló todo el aire que había estado aguantando por temor a ser descubierto. En aquel entonces debía cuidarse mucho más que nunca, corría riesgo de ser descubierto y eso no le beneficiaba en lo absoluto.
El recuerdo de Gyutaro pasó por su cabeza, habían quedado se verse aquella noche, y Kaigaku, por su parte, no pensaba fallar a su acuerdo. Así que, en contra de todo pronostico e ignorando los altos riesgos, decidió marcharse por la ventana.