🎴Akaza, pilar de la brújula, un hombre que lleva consigo un gran odio y rencor, en especial a los demonios, pero uno de estos seres se ganará un odio en particular, Douma, luna creciente dos, ellos se envolverán en una serie de conflictos, situacio...
— Adiós, pilar de la brújula.— Antes de poder siquiera rasguñar al pelirrosa, una mano gélida tomó con fuerza su muñeca y la destrozó por completo—. ¡Mierda...!— Chilló el azabache. Al girarse se encontró con la figura alta e imponente de la segunda creciente.— Tú... Traidor.
Douma tomó del cuello a Kaigaku y lo arrojó contra la puerta del cuarto. Shinobu, Kanao y algunos kakushis corrieron al lugar ante el estruendoso golpe. Se alarmaron al ver un demonio que en sus ojos tenía escrito "sexta creciente". Los kakushis temblaron y las azabaches tomaron una posición de lucha.
Kaigaku había sido descubierto y estaba acorralado. Se levantó y destrozó una de las ventanas que había en el pasillo. Corrió lo más rápido que pudo, y aunque la pilar y su tsuguko lo trataron de seguir, se perdió entre la vasta extensión del bosque.
Douma se quedó de pie, en frente de la ventana con una expresión seria. Ya sabía que Kaigaku estaba allí, así que le hizo creer que se iría y luego le atrapó en el acto. Volvió al cuarto donde estaba Akaza, e ignorando el caos a su alrededor, recostó su cabeza en el abdomen del menor y cerró los ojos, buscando el calor de su amado pilar, el cual, estaba inconsciente.
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Habían transcurrido diez meses desde que ocurrió toda aquella tragedia. Akaza al recibir la noticia de que su bebé había muerto, fue como si el mundo se derrumbara y le cayera encima. Sollozó, rogó y reclamó al mundo diciendo por qué habían de arrebatarle a su hijo. ¿Qué culpa tenía un ser que no pidió nacer de la maldad de aquel mundo?
Finalmente, luego de tres meses de constante agonía y depresión, pudo levantarse y seguir adelante. Con ayuda de Douma, de los cazadores menores, y de la comprensión del patrón, Akaza pudo completar su proceso de rehabilitación.
Douma, fue aceptado en la organización por Kagaya Ubuyashiki, dado que cuando Akaza aún permanecía en el pueblo de Hintaru, había mandado una carta al patrón explicándole a detalle su relación con el cenizo y como este estaba dispuesto a ayudar.
El cenizo tuvo que convivir con los pilares, de ahí los conoció a todos y las técnicas y respiraciones que utilizaban. Algunos le miraron con desprecio, como fue el caso de Sanemi, Iguro y Shinobu.
Douma se memorizó los nombres de los pilares y cada una de sus respiraciones. Mitsuri Kanroji, pilar del amor. Shinobu Kochou, pilar del insecto. Giyuu Tomioka, pilar del agua. Tengen Uzui, pilar del sonido, que desde la batalla contra Gyutaro estaba retirado. Muichiro Tokito, pilar de la niebla. Sanemi Shinazugawa, pilar del viento. Obanai Iguro, pilar de la serpiente. Gyomei Himejima, pilar de la roca.
Durante aquellos meses estuvo al pendiente de Akaza, brindándole, a su manera, apoyo y cuidado. El pilar de la brújula ya estaba mejor y había estado entrenando a otros cazadores, preparándolos para batalla final contra Muzan. En realidad, todos los pilares lo habían estado haciendo, ya que fue una orden directa de Ubuyashiki.
Douma había pasados sus noches siempre al lado del pelirrosa, y en todos ellas, notó como el menor acariciaba su estómago y vientre, solía dormir con lágrimas en los ojos y el cenizo lo consolaba. A pesar de que Kyojuro le causó un daño irreparable a Akaza, este no era capaz de odiarlo, mas no lo podía perdonar.