Chiara no quería abrir los ojos. Se había despertado hacía ya un buen rato y poco a poco había ido recordando la noche anterior. Sabía que Violeta estaba en su cama, aunque en algún punto de la noche se habían separado aun podía notar su olor.Violeta sabía que Chiara estaba fingiendo. Era consciente de que ya no estaba dormida pero seguía con los ojos cerrados. Conociéndola estaría avergonzada por la noche anterior y no querría enfrentarse a la situación actual.
De repente pudo sentir como una mano acariciaba su nariz y de pronto dos dedos hacían presión a modo de pinza haciéndole abrir la boca para poder respirar.
- ¡Violeta loca que me matas! - dijo Chiara sobresaltada apartando la mano de Violeta.
- Uy mira que rápido se ha despertado la bella durmiente - dijo la pelirroja riéndose de la reacción.
- Normal, si noto que alguien me quiere matar mientras duermo me asusto - explicó la menorquina.
- Mientras finges que duermes dirás - dijo Violeta dándole un toque en la frente con un dedo - no te creas que no me he dado cuenta.
- Estaba descansando los ojos - dijo Chiara con una sonrisa.
- Claro ¿Y por qué tienes que descansar los ojos si se puede saber? - pregunto Violeta curiosa.
- Es que mis ojos se cansan de ver una cara tan guapa todo el día - dijo Chiara ganándose un empujón de Violeta y una carcajada.
- La resaca te pone graciosita - dijo Violeta mientras la expresión de Chiara cambiaba recordando el día de ayer.
- Perdóname Vio, no sé que me pasó ayer, gracias por venir a buscarme - dijo Chiara mirando al colchón para evitar hacer contacto visual.
- No te preocupes, tú siempre que necesites algo me llamas que yo voy a estar - dijo Violeta uniendo una mano con la de la otra chica - pero cuéntame por qué bebiste tanto, no es algo propio de ti.
Chiara suspiró. En verdad ya había hablado del tema con Violeta el día anterior antes de entrar en el aeropuerto, pero de alguna forma la conversación había acabado cogiendo otro rumbo en el que Violeta le decía tonterías para que ella se distrajera. Ahora sabía que la conversación iba a ser más seria.
- Es por lo que te conté por la mañana, no se, no quería volverme al piso. Si hubiesen estado Rus y Martin igual no me habría quedado tanto tiempo de fiesta porque ellos me distraen, pero pensar en que iba a volver a un piso vacío... No se, me estoy explicando fatal, perdón - dijo Chiara mirando a Violeta que no había apartado los ojos de ella.
- Te estás explicando genial, Kiki ¿No querías estar sola en el piso? - preguntó Violeta animando a Chiara a que siguiera hablando.
- Es que me acostumbro a estar aquí con Martin y Rus. Vuelvo a Menorca y ellos no están, mi casa en distinta de repente, y cuando me acostumbro a estar allí tengo que volver aquí pero sin Martin y Rus y solo con mis pensamientos.
- Sabes que me podrías haber llamado, yo habría venido a pasar la noche contigo, te hubiese distraído de tu cabeza - dijo Violeta acariciando el dorso de la mano de la pelinegra - y si se lo hubieses dicho a los chicos ellos también habrían dejado todo para venir.
- Es que no quiero eso, no quiero pedir que dejéis vuestros planes para cuidarme como una niña pequeña - dijo Chiara visiblemente molesta.
- Todos necesitamos que nos cuiden de vez en cuando, y no tiene nada que ver con ser niños pequeños. Déjate cuidar de vez en cuando, Kiki, si a nosotros nos encanta cuidarte - dijo Violeta sin soltar la mano de la pelinegra.
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Arde
RomanceChiara se muda a Madrid con sus dos mejores amigos para empezar la universidad. Allí conocerá a Violeta y juntas se darán cuenta de la conexión que hay entre ellas mientras todo arde a su alrededor.