24. Amigos

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- Bueno, vamos a dejar esta copa por aquí, mejor – dice Denna mientras coge el vaso que tiene Violeta en la mano y lo deja en una mesa cercana.

- Un poco de agua no te vendría mal, Vio – añade Alex mientras ayuda a la pelirroja a sentarse en una de las sillas que hay en la terraza.

Denna no sabe en qué momento de la noche se empezó a descontrolar. Era consciente de que a su amiga le gustaba beber, pero siempre, como en cualquier aspecto de su vida, mantenía cierta cautela. Por lo tanto, la imagen que tenía delante de una Violeta que apenas podía conjugar verbos y no tenía el control de su cuerpo era algo nuevo para ella.

Alex y Denna acompañaron a su amiga durante media hora y vieron como poco a poco iba recuperando las facultades. Aunque aún seguía bastante perjudicada decidieron que ya estaba lo suficientemente lista para volver a la fiesta.

- Oye, que si quieres nos vamos – le dijo Denna mientras entraban de nuevo a la casa.

- No, todavía tengo que hablar con alguien – dijo Violeta buscando ciertos ojos verdes por la habitación.

- Está bien, pero se acabó el alcohol – dijo la rubia con una mirada de advertencia.

- Que sí, mamá – le respondió Violeta dándole un beso en la mejilla y alejándose.

Aunque sabe que no es buena idea la deja adentrarse entre la gente. Ha visto a Chiara hablando con la chica rubia y sabe que a Violeta no le ha sentado nada bien, de ahí que haya decidido beberse hasta las copas de los árboles. También sabe que debería ser una buena amiga e impedirle que monte un numerito delante de Chiara, pero una parte de ella quiere que lo haga pues ya no sabe de qué manera decirle que se está comportando como una imbécil. Qué mejor que se lleve la hostia ella solita. Es por eso que decide lavarse las manos ante el asunto e ir en busca de sus amigos para continuar la noche de fiesta.

Por otro lado, Chiara se siente algo agobiada. Es verdad que Julieta ha sido un gran descubrimiento, con ella la fiesta ha sido mucho más llevadera y está enormemente agradecida a la rubia que ha estado haciéndole olvidar el día de mierda que ha tenido. Pero a la vez desearía estar sola, tanto ruido no ayuda a su cacao mental. Pensaría que entre la música a tope y el barullo de gente no sería capaz de escuchar su propia mente, pero está consiguiendo un efecto un poco distinto. Siente que todo se está mezclando y sus ganas de salir de ahí van en aumento.

Por eso se acerca a Julieta y le dice que va a tomar un poco el aire y le alivia que la rubia sepa leer en su cara que necesita estar sola y no le insista en acompañarla. Pero es cuando se topa con la persona que menos necesita ver en ese momento que desea que Julieta no haya conseguido conocerla tanto en tan poco tiempo para haberla acompañado y no sentirse totalmente desprotegida frente a esa mirada imponente que le remueve todos los órganos de su cuerpo.

Toma aire y se prepara como si estuviese anticipando un golpe, pero recibe algo totalmente distinto pues se le había olvidado que, aunque Julieta es muy observadora, no es más que eso. Sin embargo, Violeta ve a través de ella, la conoce tanto que sabe leer sus expresiones a la perfección. Es por eso mismo que nota como una mano se aferra a la suya y a través de suaves caricias y sin formular ninguna palabra tira de ella hasta encontrar la puerta hacia el exterior de la casa. 

Chiara siente como el aire llena sus pulmones y una brisa de aire frío calma todos sus músculos que no sabía que estaban en tensión. Pero esa calma que tanto ansiaba y ese silencio que necesitaba no llega solo con atravesar una puerta. Toda esa paz llegó en el momento en el que sintió la mano de Violeta acariciándola con tanta delicadeza como si fuese a romperse en cualquier momento y aunque debería estar saboreando el momento, no puede evitar que su mente recree la imagen de los labios de Julieta rozando los suyos y compare ambas sensaciones. Y es que un simple roce de la pelirroja le hace sentir mucho más que cualquier otra persona.

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