Cuando se imaginaba la vuelta a la universidad tras un mes de vacaciones siempre pensó que lo más duro sería recuperar la rutina. Pero realmente lo que no le había dejado probar bocado de su desayuno habían sido los nervios por volver a ver a cierta pelirroja. Pues desde aquel día no había vuelto a tener noticias suyas.
Chiara se había estado preparando mentalmente para el reencuentro y su mayor reto era hacerle ver a Violeta que todo estaba bien mientras mantenía una distancia considerable. Este plan había surgido tras una conversación con Ruslana en la que su amiga le aseguraba que la indiferencia es lo que más duele.
La menorquina no tenía muy claro si justamente dolor es lo que quería causarle a Violeta, pero tampoco sabía de qué otra manera afrontar la situación ya que hablar de ello no era una opción. Por eso en cuanto se topó con esos ojos marrones que la miraban fijamente como intentando leer su mente puso su mejor sonrisa y saludó a su amiga como si fuera otra persona más que ocupaba el aula.
- ¡Holi! – dijo mientras se acercaba a su grupo de amigos asegurándose de mirar a todos y cada uno de ellos sin posar sus ojos ni medio segundo más en Violeta que en el resto de ellos.
- Kiki por favor, no puedes estar tan feliz de volver al cole – dijo Bea bostezando.
- No lo estoy, pero igual si lo actúo me lo acabo creyendo – le respondió Chiara mientras se sentaba en la mesa que había estado ocupando el cuatrimestre pasado junto a Álvaro.
- ¿Cómo estás?
Chiara se sorprendió al escuchar esa voz tan cerca. Levantó levemente su cabeza y entonces vio como la pelirroja había tomado asiento junto a ella y empezaba a sacar sus apuntes para ponerlos encima de la mesa.
- ¿Te vas a sentar aquí? – preguntó Chiara sin hacer contacto visual.
- Si te molesto me voy – dijo Violeta haciendo el amago de levantarse, pero paró cuando sintió la mano de la menorquina sobre su brazo.
Violeta sintió una descarga recorrer su cuerpo y lo único que pudo pensar ante esto fue si la pelinegra la habría sentido también.
- A mí no me molesta, igual a Álvaro sí – dijo Chiara mirándola a los ojos acompañando sus palabras con una sonrisa.
- Bueno, que deje de ser tan posesivo que yo también quiero pasar tiempo contigo – dijo Violeta devolviéndole la sonrisa.
- Ya – respondió Chiara en voz baja bajando su mirada hacia la mesa.
- ¿Qué significa eso? – preguntó Violeta buscando el verde de los ojos de la menorquina con la esperanza de entender que pasaba por su cabeza.
- Me cuesta creérmelo cuando no has hecho mucho por pasar tiempo conmigo – dijo Chiara sincerándose por fin.
Esas palabras se sintieron como una puñalada para Violeta. Por un lado, le dolía saber que Chiara pensara que no quería pasar tiempo con ella. Por otro lado, no podía evitar sentirse algo orgullosa por ver a su amiga ser capaz de decir las cosas que le molestan, cosa que no solía pasar muy a menudo. Es por eso que se decidió a llevarse por su impulsividad y empezó a recoger sus cosas rápidamente.
- Ven conmigo – dijo mientras se levantaba cogiendo la mano de Chiara e incitándola a hacer lo mismo.
- ¿Vamos a saltarnos la clase? – preguntó imitando las acciones de la pelirroja.
- Sí– dijo mientras salían corriendo por la puerta aprovechando que el profesor aún no había llegado.
- No, Vio, vamos a volver, por favor – dijo Chiara arrepintiéndose de la decisión.
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Arde
RomanceChiara se muda a Madrid con sus dos mejores amigos para empezar la universidad. Allí conocerá a Violeta y juntas se darán cuenta de la conexión que hay entre ellas mientras todo arde a su alrededor.