17. La pregunta

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Kiki ✂️
Podemos irnos?

En cuanto leyó ese mensaje se puso en marcha. Buscó por toda la discoteca a su amigo para informarle de que Chiara y ella se iban. ¿Donde cojones está? Entonces lo vio al fondo del lugar. Casi no lo distingue pues por el poco espacio que había entre Juanjo y él parecían una única persona.

- Joder, maricones - dijo Ruslana tirando de la camiseta de Martin para separarlo de su novio - se acabó la cena, nos vamos.

- ¿Ahora? - preguntó Martin.

- Si te quieres quedar más puedes dormir en mi casa- propuso Juanjo.

- ¿Puedo, porfi porfi? - le pregunto Martin a Ruslana suplicando.

- De verdad, tanta intensidad parecéis lesbianas - dijo Ruslana mientras se apartaba dejándolos solos dando a entender que le daba igual lo que hiciera su amigo.

Rusli
Ven a la puerta que nos vamos

Cuando Chiara leyó el mensaje ya llevaba varios minutos subiendo y bajando la calle siendo observada por Violeta que no se había apartado de ella desde que salieron del baño.

- ¡Kiki!

Chiara paró en seco y se dio media vuelta. Ruslana estaba en medio de la calle junto a Violeta ambas mirándola con una expresión de preocupación y hablando entre ellas. No fue hasta que vio como Ruslana empezaba a caminar rumbo a la puerta de la discoteca que empezó a correr hacia ella para detenerla.

- Suéltame, Kiki que solo voy a decirle un par de cositas a Denna - dijo Ruslana mientras Chiara la retenía.

-  No, Rus, vamonos a casa - suplicó Chiara - por favor.

-  Porque me lo pides tú, que si no le metía tal hostia que la volvía morena - dijo Ruslana mientras cogía la mano de la menorquina y tiraba de ella para alejarse de allí.

Chiara clavó los pies en el suelo y se giró para ver como Violeta le decía adiós tímidamente con la mano. La pelinegra le hizo una seña a Ruslana y se soltó del agarre para dirigirse corriendo hacia la pelirroja y fundirse en un abrazo.

- Adiós, Vio, hablamos mañana - dijo Chiara respirando el aroma de su amiga.

- Avísame cuando llegues a casa - le respondió Violeta dejando una caricia en su espalda.

- ¡Venga, que no nos vamos a la guerra! - grito Ruslana consiguiendo que ambas se separaran - putas lesbianas intensas.

La cola de los abrigos era bastante más larga de lo que había anticipado pero tampoco le quedaba más opción que hacerla pues no quería experimentar el frío de noviembre con nada más que un vestido de tirantes. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por cuatro manos que hacían señas desde más delante, en cuanto vio que se trataba de Juanjo y Martin no dudo en acercarse.

- ¿Vosotros también os vais ya? - preguntó Violeta mientras se colaba con sus amigos.

- Si, es que me estoy cayendo del sueño la verdad - dijo Martin apoyando su cabeza en el hombro de su novio.

- No me aguanta nada - dijo Juanjo mirándolo con cariño.

- ¿Pero dónde estabais? - dijo Denna acercándose al grupo - ¿Y tú qué? ¿Algo que agradecerme?

Violeta respiró hondo, no pretendía tener esa conversación en la cola de un discoteca con su mejor amiga.

- Callate mejor, Denna - dijo haciendo movimientos con los dedos sobre ambos lados de su cabeza con la intención de calmar el dolor que comenzaba a surgir.

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