18. Esperar más

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El sonido del reloj llevaba siendo su único entretenimiento desde que había terminado la última pregunta del examen. Podría volver a repasarlo una vez más, no sería la primera vez que entregaba un examen sin girar la hoja y ver qué la parte de atrás del folio también contenía preguntas para responder. Pero esta vez había dado la vuelta a la hoja varias veces, había respondido todas las preguntas, se había asegurado de poner su nombre y ya no sabía que más hacer para que el tiempo pasara más rápido.

El profesor les había indicado que nadie se levantara hasta que se cumplieran las dos horas de examen. Chiara volvió a mirar el reloj y suspiró sonoramente. Quedaban 20 minutos todavía. ¿La gente sigue escribiendo? Giró su cabeza y empezó a mirar a los otros alumnos de la clase pero se entretuvo observando a las personas que tenía más cerca.

Bea se había dejado caer sobre la mesa y tenía la cabeza apoyada entre sus brazos, probablemente echándose una pequeña siesta hasta que acabara la hora. Ruslana estaba totalmente apoyada sobre el respaldo de su silla balanceando un boli entre su labio superior y su nariz mientras le tiraba trozos de su goma a Martin que seguía concentrado en su examen mientras le hacía señas sin girarse para que parara.

Chiara se rió un poco a ver la escena pero entonces sus ojos pararon su escaneo en Violeta que parecía haber terminado también de escribir y tenía una postura similar a la de Ruslana, con la espalda talmente apoyada en su respaldo pero con los ojos cerrados disfrutando de los rayos de sol que entraban por la ventana e iluminaban su cara. Aquella escena le hizo acordarse de su rincón favorito en su casa en Menorca. Hacía mucho que no pensaba en ese detalle, como el sol entraba por la ventana de su habitación e iluminaba su cama, como se pasaba horas tumbada en ese espacio y como sería revivir todo eso con Violeta. Chiara no pudo evitar quedarse mirando a la pelirroja, admirando el reflejo del sol sobre su piel y como este resaltaba aún más esos rasgos tan bonitos que adornaban su cara. Ahora empezaba a entender a las personas que se quedaban horas apreciando un mismo cuadro en los museos.

- Se acabó el tiempo, soltad los bolígrafos e id pasando las hojas hacia delante - dijo el profesor levantándose de su mesa y recogiendo los exámenes - muy bien, chicos, espero veros a todos esta noche en la fiesta de Navidad.

- Solo si sales luego con nosotros de fiesta de verdad - dijo Ruslana desafiante.

- Bueno, eso ya lo veremos - dijo el profesor ganándose unas risas por parte de los alumnos.

La universidad celebraba aquel mismo día una fiesta de celebración por el final de los exámenes y las vacaciones de navidad. Todo el grupo de amigos había decidido empezar la noche ahí y luego trasladarse a su discoteca de confianza.

- ¡Chiqueees, que somos libres! - gritaba Denna mientras se acercaba al grupo que acababa de salir de la clase.

- ¡Libertá! - dijo Ruslana inspirando dramáticamente con los brazos abiertos.

- Anda, tira, vamos a comer algo que me muero - dijo Juanjo empujando a la ucraniana suavemente.

- Por cierto, me ha dicho Julia que ella también va a salir hoy con sus amigos a la discoteca - dijo Denna una vez habían tomado asiento en la cafetería.

- Genial, me cayeron super bien sus amigas cuando las conocí - dijo Chiara dando pequeños saltos de emoción.

- Hace tanto que no veo a Julia, nos tiene abandonados - dijo Álvaro quejándose en un tono de broma.

- Pues poco la vas a ver, que se vuelve mañana con nosotras a Granada - dijo Denna que miró rápidamente a Violeta sabiendo que acababa de meter la pata.

Cuando Julia le había dicho a Denna que cogía el mismo billete de tren que Violeta y ella, la rubia había hecho una nota mental para contarle la noticia a su amiga en un momento de tranquilidad, pues sabía que la pelirroja no se lo iba a tomar bien. El problema es que se le había olvidado comentarlo y ahora había conseguido justo lo que intentaba evitar. Pero sorprendentemente no obtuvo la reacción que esperaba pues Violeta solo la miró confusa y siguió jugando con los anillos de Chiara. Bendita guiri.

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