Persuadida Salvación

s o p ʎ ɐ ʇ u ı ǝ ɹ ʇ

Nota: Capítulo con contenido sexual explícito.

—¿Alguna vez has dormido en el bosque?

Darly se mordió los labios al pensar en esa pregunta.

—A la intemperie, no. —Metió tres mudas de ropa en su mochila. Jack le había dicho que añadiera lo esencial para una sola noche, pero ella creía que eso era tan necesario como todo lo demás—. Dentro de una carpa, sí. Papá y yo fuimos a acampar varias veces.

Él sonrió mientras veía sus objetos personales sobre la cama de ella, decidiendo el orden en el que los iba a introducir en su mochila. La tarde (casi anochecer) del día trece le pertenecía al "Campamento de las mariposas", un lugar que Jack había descrito como «increíble, armonioso, espectacularmente destellante», y ella había decidido creerle. También le había mencionado que, contrario a los otros sitios, ese iba a ser más social, así que debía prepararse para mantenerse al margen y evitar soltar insultos en la mayor medida posible.

Pero ella estaba concentrada en dos cosas distintas.

Al volver a levantarse temprano ese día para continuar con su plan y buscar otra prueba, había abierto su diario y encontrado que las palabras que había escrito el día anterior ya no estaban. Supuso que solo había perdido la página exacta, pero no fue así. La primera prueba que había encontrado había desaparecido completamente del libro, incluyendo el color gris que tenía. Eso le provocó un terror que todavía cargaba encima, aunque se las arregló para buscar la hoja del cronograma y usarla como lista en la parte de atrás.

Sin embargo, después de haber salido para aventurarse por otro lado, esta vez más allá de aquellas cabañas extrañas y abandonadas, encontró otro pueblito más alegre y poblado de un grupo de tortugas terrestres que le invitaron, amistosas, a acercarse. El problema no fue ese, claro, sino que tuvo una interacción bastante desconcertante con una de ellas. En el momento en el que les preguntó por Jack, ellas respondieron con simpleza:

—Oh, es un muy buen chico. Extremadamente amable y cariñoso.

—Lo sé, lo sé —respondió Darly, tomando del té que le dieron—, pero escuché por ahí que hizo algunas cosas malas en su pasado...

Era medianamente cierto, ya que él no había profundizado con ella, pero esa era la estrategia. Necesitaba ver si afirmarían y explicarían o, como el lirón, serían muy superficiales.

—¿Su pasado?

—Solo quería escuchar la perspectiva de alguien más sobre ello.

—¡Oh, su pasado! —respondió por fin otra tortuga, mirándola con atención—. Creo que, que, que, que, que, que, que...

Darly extendió sus ojos con confusión.

—¿Estás bien?

Las otras tortugas miraron con miedo a su amiga, quien había parecido quedarse trabada en un bucle. Su boca permanecía abierta y sus ojos pegados en Darly, pero repetía la misma palabra como un disco rayado suspendido en el tiempo.