ǝ ʌ ǝ n u ʎ ɐ ʇ u ı ǝ ɹ ʇ

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«¿Cómo sé con exactitud que las cosas extrañas que he observado en el País no son normales?»

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«¿Cómo sé con exactitud que las cosas extrañas que he observado en el País no son normales?».

Ambas se encontraban desayunando en la pequeña mesa del comedor de aquella casita. Eran las primeras horas del día siguiente, quizá el número diecisiete o dieciocho en ese lugar, ya no podía recordar bien. Había perdido la cuenta luego de enfrascarse en el plan que la llevó a refugiarse en aquel pueblo.

—Espero no le moleste que le pregunte cuánto tiempo se quedará por estos lugares...

Darly salió de sus pensamientos y levantó su vista hacia Celeste, que se encontraba sentada al frente de ella y picoteaba su sándwich.

«Yo juzgo como una humana que pertenece a un mundo sin magia. Mis opiniones están basadas en lo que conozco y he conocido».

—Realmente no sé —respondió, masticando otro bocado del sándwich en su mano. Celeste había estado debatiendo en si hacerlos de jamón con queso o de pollo, pero ese era su menor problema. No había parado de pensar en la conversación de la noche anterior apenas había abierto los ojos ese día—. Quisiera darte una respuesta, Celeste, pero me encuentro en el limbo. Estoy muy confundida.

«Para mí todo es extraño. ¡Claro que lo es! Hablar de la existencia de un lugar como este me pondría en un sanatorio. Así que, bajo esa lógica, nada en este lugar es normal, ni lo más bonito ni lo menos agradable».

—¿Qué es exactamente lo que te impide regresar con él?

Darly tomó aire y hundió el pan con su dedo.

—El secretismo, la falta de confianza...

—Si te busca para contarte todo lo que no te ha dicho, ¿qué pasa en ese caso? ¿La falta de confianza se irá y volverás a ser feliz?

Se echó para atrás y frotó sus sienes. Le empezaba a doler la cabeza y sentía la necesidad de salir de ahí.

—Supongo.

—¿Qué hay de lo que has observado en el País y aseguras que es extraño? Ustedes podrán arreglarse, ¿pero eso en qué quedará?

«Para ellos cualquier cosa que ocurra es normal. No cuestionan, porque aquí no existe la normalidad. Cada cosa que pase en este lugar, por más rara que me parezca a mí, siempre tendrá una justificación para ellos: en el País todo es así —pensó, con la voz de Celeste pronunciando algo a su lado, pero su cerebro le hacía caso omiso—. Eso no es del todo cierto, sin embargo. Ya he visto que ellos SÍ tienen reacciones a los cambios. ¿Cómo se sorprendieron con lo del conejo malherido? ¿Cómo reaccionaron al principio cuando mencioné lo de mis sueños extraños? ¿Cómo los animales cercanos a los que tuvieron los ataques quedaron perplejos y aterrados con aquellos comportamientos? Las cosas nuevas para ellos los conmueven, pero, de alguna manera, terminan justificándolo todo con la maldita magia».

—¿Darly...?

Sacudió la cabeza y observó los grandes ojos dorados de Celeste escudriñándola.

—¿Qué ocurre?

Persuadida SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora