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Miles gritaba internamente y saltaba, la semana de exámenes había terminado y tendría tiempo libre, podría distraerse y solo esperar a que los maestros les entregaran sus calificaciones. Estaba seguro de que tendría una buena puntuación, era inteligente y había estudiado lo suficiente. Gwen decía que era un talento natural su inteligencia, suponía que eran sus esfuerzos por querer entrar al mundo de la ciencia. Ciencia, era algo tan complicado y algo tan simple para algunos, para Miles aquel concepto también definía amar a alguien. No podía evitar preguntarse que tipo de persona era Hobart, era tan difícil de descifrar porque era un tipo inesperado, como aquella entrada a su vida y corazón.
- Oye, Gwen, ¿Volverás a ensayar con la banda? -Pavitr preguntó, llamando la atención de la rubia y mucho más la de Morales, quien miró de reojo a su amigo, atento.
- Todos hemos estado en época de exámenes y nos tomamos un descanso de los ensayos. Hobie ha estado fallando en los ensayos, le dijimos que aprovechara para concentrarse.
- ¿Fallando? ¿No iba? -Miles se mostró curioso, los ojos de la rubia cruzaron con los suyos, como si quisiera buscar algo que no encontraría en ese momento.
- Si iba, pero no prestaba atención, no sé que tiene en la cabeza últimamente. -Stacy explicó, suspirando y cerrando los ojos, pensativa.- Tal vez ha estado enfermando o se siente mal, no lo sé, nunca nos dice nada.
- No creo que este triste, siempre hablo con el.
La ojiazul dio vueltas en su cabeza, aún se preguntaba como era Miles el único con el que Hobart mantenía una conversación de más de un mensaje, o de un emoji, o un simple visto que era lo único que les ofrecía a la banda, y a Miguel, porque había visto una vez por curiosidad los mensajes entre aquella familia y Hobart era igual de lejano.
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No había sido más que el sonido de su teléfono apareciendo aquel que lo había intrigado, y no había sido más que aquella llamada entrante que lo había emocionado. Las emociones brotaban por todos lados, y Miles, quien se encontraba descansando en su casa después de tanto estudio, ahora estaba feliz de escuchar aquella voz por fin. Aquel hombre no había hecho más que saludarlo en un inicio, y pronto se había encontrado en una conversación acerca de sus estudios. Su corazón palpitaba y al mismo tiempo se sentía tan pleno. Era como si estuviera en el ojo del huracán.
