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Punk - Gorillaz

Hobart no se definía como un hombre que pensara en los detalles, ni siquiera se definía como algo

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Hobart no se definía como un hombre que pensara en los detalles, ni siquiera se definía como algo. Sus creencias no llevaban etiquetas, pero lo que sentía por Miles lo hacía y eso lo ponía de cabeza. Incluso se había molestado en pensar en que perfume se percibía mejor. No cambiaría su estilo rockerito punk, a Miles le agradaba y eso lo sabía, no por nada había visto el brillo en sus ojos desde la primera vez que se conocieron, como si le gritara que quería ser cómo él. Pero a Hobart ahora le importaba que fuera de él, no que quisiera ser él. Aunque si Miles era él y él era Miles, no sabría como funcionaría eso.

Divagó, no mentiría, se sentía emboscado. El como Miles había coloreado su mundo aún más, pero sin salirse de las líneas, casi perfecto, solo que aún habían coloreados de él mismo. Lo sentía como un dibujo hecho por un niño, entre él y el Morales. Pero no era algo que le estaba desagradando, las reacciones del menor eran tan lindas que lo hacían querer molestarlo más. Ahora solo faltaba lo importante.

Se puso la mano en el corazón, acercándose a su padre adoptivo, Miguel solo pudo mirarlo de reojo con confusión. Hobart simplemente se había quedado quieto observándolo, como si quisiera buscar la respuesta a un acertijo, aquello lo estaba asustando. ¿Su hijo quería decirle algo importante? 

- Papá. -Le llamó, no había rasgos de broma, estaba serio pero se escuchaba apenado, como si fuera un niño pequeño a punto de pedirle o confesarle algo. Como aquellos tiempos en los que lo habían adoptado y el chiquillo los miraba de forma inocente. Ahora era un chico lleno de piercings y aquella apariencia tan desaliñada. 

Aunque ahora estaba más arreglado de lo normal. 

- Ya sabes, esas cosas, papá. -habló, confundiendo aún más a Miguel quien arqueo una ceja, aflojando su agarre sobre el periódico que sostenía, con un Peter frente a ellos tomando de una taza de café, fingiendo no escuchar aquella escena.- Voy a salir con un amigo, y... Ya sabes, papá. -la dignidad de Hobart se estaba cayendo poco a poco, si fuera el mismo de siempre simplemente habría robado algunos billetes de la cartera de O'hara, ni siquiera el sabía porque se estaba complicando tanto. 

- Miguel, Hobie quiere dinero. -Peter aclaró el asunto, causando que su esposo abriera la boca como si apenas captara aquello.

- Hobart, debiste habérmelo dicho. -Habló, buscando la billetera en sus bolsillos de aquella pantaloneta que portaba en ese momento, abriéndola y ofreciéndole el dinero a su hijo.

Hobart lo tomó, escapando de inmediato.

Aunque aquello los desconcertó. Hobie nunca pedía algo de dinero, no directamente. Y aquella forma de irse tan rápido como se lo dio, los había sacado de su burbuja. Miguel suspiró, sonriendo melancólico.

- Mi hijo... Se dio cuenta de la vida. -se toco el pecho, como si su corazón fuera a salirse, orgulloso de Hobart. 

O tal vez tiene una novia. Parker pensó, siguiendo con aquella comida agradable, aunque Hobart no había querido comer con ellos. 

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