CAPÍTULO 7

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-Oí que a muchas prisioneras se las llevan a trabajar a la casa de los guardias. -Dinah aprovechaba para hablar conmigo cuando Jauregui se alejaba. -Con suerte y Jauregui te lleva a su casa. -Dijo con tono burlón.

-¿Suerte? Me separarían de ustedes. -Dije como si fuera obvio.

-No, los guardias viven en el campo, del otro lado están sus casas, así que, solo trabajas allá, pero sigues durmiendo acá. -Se encogió de hombros.

-No creo que trabajar en su casa sea menos cansado que esto. -Dije refiriéndome al hecho de que solo separábamos pertenencias.

-Estoy segura de que el cansancio no es lo único que te causa conflicto. -Levantó las cejas de manera sugestiva y yo fruncí el ceño.

-¿De qué hablas? -Pregunté, pero al ver que la guardia que nos vigilaba caminaba de vuelta supe que no obtendría una respuesta, al menos no en ese momento.

***

Lastimosamente, alrededor de una hora antes de que nos regresaran a los barracones, Jauregui se fue dejando a Mandel a cargo, sabíamos que no recordaba sus amenazas, pero no era necesario, si se le antojaba iba y te golpeaba, en especial después de hacer algo como lo que mi hermana acababa de hacer.

La mujer se acercó a ella casi corriendo, unos segundos después tenía a Sofía de rodillas en el piso recibiendo latigazos con su fusta, quise intervenir, pero Dinah me lo impidió.

-Si intervienes, no podrás ayudarla. -Susurró casi inaudiblemente, tenía razón, si Mandel me golpeaba a mí también, no podría hacer nada por mi hermana.

-Joder, ¡MANDEL! -Escuchamos esa voz dura y severa cuando la guardia iba por el quinto golpe. -¡Lárgate de aquí! -Ordenó al parecer enojada.

-Se lo merece, Jauregui. -Levantó la mano para golpearla de nuevo, pero la mano de Lauren la detuvo.

-No seas estúpida, necesitamos que las jóvenes trabajen. -La encaró y habló con los dientes apretados. -Ahora lárgate. -Hizo un movimiento de cabeza, Mandel bufó y se fue. -Ustedes, continúen. -Ordenó viéndonos a nosotras, para posteriormente irse.

Sofía seguía en el piso retorciéndose del dolor y yo no pude contener las lágrimas, ni siquiera quería moverla porque sentía que cualquier cosa le dolería, y sí, Mandel la había golpeado solo porque mi hermana la había mirado.

-Maldita sea, debí intervenir. -Me reprendí a mí misma, la sangre empezaba a traspasar la delgada tela de aquel vestido de rayas que nos hacían usar.

-Camila, nos necesita para llegar al barracón y para curarla, a ambas, si tú estuvieses así también yo no podría con ambas, hiciste lo mejor para ella. -Dinah acarició mi hombro en señal de apoyo, sabía que tenía razón, pero eso no me quitaba la culpa. -Veremos cómo podemos curarla. -Torció la boca porque eso sería complicado.

-Solo aguanta un poco, ¿sí? Falta poco para irnos. -Aseguré con un nudo en la garganta. -¿Puedes ponerte de pie?

-Creo que sí. -Dijo con dificultad, entre Dinah y yo la ayudamos, porque si la encontraban así posiblemente terminarían matándola, debía ocultar que estaba lastimada.

Por suerte solo pasaron alrededor de 15 minutos para que Lauren volviera.

-Pueden irse. -Fue lo único que dijo y lo agradecí.

Sofía caminaba lento, así que fuimos las últimas en la fila, quería ayudarla, pero no podía, no quería arriesgarla a otra golpiza. Dinah iba frente a ella y yo atrás, en un intento de cubrirla por ambas partes.

Al pasar junto a Jauregui sentí su mano apretar la mía, fruncí el ceño y la miré a los ojos, su rostro tenía una expresión neutra, pero había algo más que no podía descifrar.

GLOOM (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora