-Hola, papá. -Casi corrí hasta donde él se encontraba, no lucía para nada mejor, su semblante era exactamente el mismo y eso me preocupaba aunque no sabía con exactitud cuánto tiempo le tomaría mejorarse.
-Hola, cariño. ¿Cómo dormiste? -Dijo con una sonrisa dificultosa pero llena de amor y adoración, justo lo que yo sentía al verlo. Otra vez los recuerdos invadieron mi mente, no había día que él no preguntara eso, era algo muy simple, y para algunas personas incluso cotidiano, pero para mí significaba mucho, significaba que alguien todavía se preocupaba por mí y por lo que sentía.
-Bien, no te preocupes por eso ahora. Lo importante es si tú dormiste bien. -Mentí y acaricié su cabeza suavemente. Obviamente ni siquiera había logrado conciliar el sueño, por momentos mi mente me dejaba descansar pero nunca por más de un par de minutos.
-Lo hice, me siento mejor hoy. -Me tomó de la mano y me dio un beso en el dorso.
-No luces mejor. -Dije dudosa viéndolo respirar con dificultad y tocarse los costados como si eso fuese a aliviar el dolor que sentía o a controlarlo de algún modo.
-Lo sé... me hace falta una ducha. -Rio débilmente pero yo ni siquiera podía hacerlo, algo dentro de mí me decía que me estaba ocultando algo.
-Si van a llevarte a la "ducha"... -Hice las comillas con mis dedos. -Prefiero que sigas luciendo así. -Negué rápidamente.
-Tranquila, ellos no pueden contra mí. -Me guiñó un ojo y sentí los míos picar. -Me dieron una buena paliza y mira... Estoy completamente entero. -Se señaló a sí mismo.
-Papá... no juegues con eso. -Pedí entre lágrimas.
-Tú lo hacías, ¿lo olvidas? Siempre decías que no podían contra ti y me doy cuenta de que es cierto. -Sonrió. -Esa es mi hija. -Me guiñó un ojo.
-Bueno, heredé tu temple de acero. -Intenté bromear con una sonrisa pero las lágrimas se escapaban de mis ojos sin permiso.
-Creo que eso lo sacaste de tu madre. -Dio un suspiro corto y se detuvo con un quejido. -Nunca te lo dije pero... tu madre era mi soporte en los momentos difíciles. Cuando yo no sabía cómo llevaría dinero a casa ella me decía que todo estaría bien, que jamás nos faltaría comida y a pesar de que todo indicaba que moriríamos de hambre, siempre confiaba en sus palabras y ¿sabes qué? -Hizo una pausa y noté como una lágrima corría por su mejilla derecha. -Ella siempre tenía razón.
Aquello era duro, no tenía idea de lo que era perder a la persona que más amabas en el mundo, pero ver el rostro de ese hombre, el dolor y la tristeza en su voz me daba una pequeña idea de lo desgarrador que era. Mis padres siempre habían sido muy unidos, nunca ocultaban su amor ante nosotras ni siquiera porque se los pedíamos, no creo que alguien se sienta cómodo viendo a sus padres demostrarse afecto, es algo extraño, pero ellos siempre decían que su amor era tan bonito que debía mostrarse al mundo, ya que, todos tenían derecho a presenciar algo tan bello como su relación. Siempre pensé que solo era un pretexto para besuquearse frente a nosotras sin reclamos, pero en ese momento lo entendí. Supe que efectivamente, su amor era tan grande que el mundo necesitaba verlo en especial en un momento de tanta crueldad. Ahora daría lo que fuera por verlos juntos, por ver su amor y la luz que iluminaba sus rostros cuando estaban juntos. Aún en los momentos malos ellos se consolaban y eran el soporte del otro, todo lo que una relación recíproca debía ser.
Jamás tuve algo especial en mí que hiciera que los demás me admiraran y eso no importaba tanto, pero aspiraba a tener un amor como el de mis padres, alguien que me complementara, que fuera mi soporte en los momentos difíciles, alguien con un corazón inmenso que me hiciera confiar en algo bueno cuando todo apuntaba a un desastre. Pero para eso tenía claro que necesitaba tener algo especial, sino ¿por qué alguien se enamoraría de mí? Alguien que no tiene nada que ofrecer. Por eso, debía trabajar en encontrar algo para lo que fuera buena, de esa manera quizá alguien me admiraría y conseguiría el amor que tanto había soñado. Sonaba muy cliché, pero después de crecer viendo un matrimonio como el de mis padres me era imposible no creer en el amor.
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GLOOM (CAMREN)
Fiksi PenggemarUna guerra, una crueldad fuera de este mundo y otro amor imposible. Tal vez no todos los nazis eran malos.